Aletheia, vol. 13, nº 26, e154, junio - noviembre 2023. ISSN 1853-3701
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Maestría en Historia y Memoria

Dosier:
A 50 años de 1973. Argentina, Chile y Uruguay

Introducción al dosier: A 50 años del golpe de Estado: reflexiones sobre la revolución y la historia reciente desde la militancia

Jimena Alonso

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación-Universidad de la República, Uruguay
Javiera Robles Recabarren

Universidad Abierta de Recoleta, Chile
Lucas Saporosi

Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe -Universidad de Buenos Aires / CONICET, Argentina
Cita recomendada: Alonso, J., Robles Recabarren, J. y Saporosi, L. (2023). A 50 años del golpe de Estado: reflexiones sobre la revolución y la historia reciente desde la militancia. Aletheia, 13(26), e154. https://doi.org/10.24215/18533701e154

El año 1973 ha constituido, por diversas razones, una marca ineludible en las historias recientes de Argentina, Chile y Uruguay. Un período que, por su densidad política y simbólica, sigue reverberando intensamente y siendo objeto recurrente de nuevas interpretaciones.

En el caso de Argentina, para comprender sus implicancias políticas y sociales más inmediatas, es necesario remitirse, por un lado, a la instauración del Gran Acuerdo Nacional en 1971 y el intento por parte de la dictadura de Lanusse de rearmar el mapa político institucional y abrir un nuevo proceso eleccionario. Por el otro, también nos remite al profundo proceso de movilización social que se venía desarrollando en el país y a las diversas reacciones de la clase dominante, encabezadas por el régimen militar, que mostraban su faceta más autoritaria: el creciente despliegue represivo y de violencia estatal, encarnado en el proceso que culminó en los fusilamientos de los/as militantes políticos en Trelew en agosto de 1972.

Pero, además, se trata de un período cuyas raíces deben buscarse en un lapso temporal más amplio que se extiende desde el derrocamiento del gobierno constitucional de Perón en 1956, el proceso de persecución y proscripción contra todo su movimiento y el desarrollo de la resistencia al régimen, hasta la conformación de la nueva izquierda, el accionar de las organizaciones político-militares y de todo el espectro de agrupaciones nacionales-populares y de izquierda que intervinieron la escena política del período. Un “tiempo bifronte”, como señala Ana Barletta: la espera revolucionaria y la preparación del infierno. En Argentina, 1973 ha sido la bisagra de ese tiempo.

En este marco, el proceso social y político que llevó a la asunción de Héctor Cámpora a la presidencia de la Nación en 1973 constituye un asunto central en el dossier. La “primavera camporista” fue, en efecto, un modo de nominar y canalizar públicamente esas expectativas de cambio social y de augurar una esperanza de futuro expresada de diversas maneras: la liberación nacional, el socialismo nacional, la patria socialista, la revolución. En ese sentido, la idea de democracia evocada mantenía efectivamente un diálogo con estos horizontes de transformación. Allende, unos años antes, lo había llevado como bandera al encabezar el gobierno de la Unidad Popular: democracia, socialismo, revolución, a la chilena, a la argentina. El clima de movilización social encontraba una legitimación en la coyuntura política y, sobre todo, en la promesa del presidente “vicario”, tal como se asumía Cámpora: la promesa del retorno de Perón y su eventual tercera presidencia. Sin embargo, la contracara de esta escena estaba también en proceso expansivo. El regreso definitivo de Perón consumado ese mismo año lo puso de manifiesto y los acontecimientos en Ezeiza lo hicieron palpable: la preparación del terror era una realidad concreta y estaba integrada en las acciones de diversos sectores de la población, incluido el peronismo.

En el caso chileno, el movimiento de las tropas comenzó a las seis de la mañana de un martes 11 de septiembre de 1973. Las fuerzas navales junto a las tropas de la marina de Estados Unidos se tomaron la ciudad de Valparaíso. A las 9.55 los tanques ingresaron al perímetro de La Moneda; a las 10.15 Salvador Allende emitió su último discurso como presidente a través de Radio Magallanes; 10.30 comenzaron los tanques a disparar; al mediodía los Hawker Hunter bombardearon el palacio de gobierno. Alrededor de las 14 horas el presidente terminó con su vida; a las 18 horas se reunió la Junta Militar en la Escuela Militar.

En el transcurso de ese día, en la cronología del acontecimiento histórico, fue fisurado el tiempo que la sociedad chilena vivió desde inicios de la segunda mitad del siglo XX, periodo de transformaciones profundas que culminó de la mano del gobierno de la Unidad Popular liderado por Salvador Allende. La vía democrática al socialismo llegó a su fin, a sangre y fuego, inaugurando 17 años de dictadura, produciendo una herida que aún persiste y que, a 50 años del acontecimiento, el flujo de las diversas memorias en disputa comienza a tensarse en la opinión pública.

Resulta difícil, por tanto, no hilar la conmemoración de los 50 años con el presente y los debates actuales. El surgimiento con fuerza de posiciones de derecha y extrema derecha, que reivindican el legado de la dictadura, el golpe de Estado, minimizando en “excesos” las violaciones de derechos humanos, negando su existencia o llegando incluso a plantear el ejercicio de las violaciones a los derechos humanos como una necesidad para la restauración del país. De ahí que surja la necesidad de contribuir a la reflexión en torno a la Unidad Popular, su carácter democrático, las tensiones vividas, la dictadura y sus consecuencias, el hambre y la pobreza, las resistencias y las más diversas formas de lucha contra el régimen. Desde el presente, promover un ejercicio reflexivo del tiempo pasado con el fin de contribuir en hilar las hebras de las memorias de nuestro pasado reciente.

En Uruguay, el golpe de Estado se consumó el 27 de junio de 1973 cuando el entonces Presidente de la República -Juan María Bordaberry- disolvió mediante un decreto el Parlamento Nacional. Sin embargo, el camino que desencadenó en el golpe puede rastrearse al menos desde 1968, en lo que Álvaro Rico ha conceptualizado como el “camino democrático hacia el autoritarismo.”1 El avance de la movilización social producto de la crisis económica y política que vivía el país, el asesinato de estudiantes en manifestaciones pacíficas, el aumento de presos políticos en las cárceles, el exilio, e incluso la tortura y la práctica de la desaparición forzada de personas, comenzaron antes de la instalación formal de la dictadura cívico militar.

1973, entonces, se erige como un mojón. A partir de allí el proceso se recrudeció. Al igual que en las dictaduras de la región inspiradas en la Doctrina de la Seguridad Nacional, en Uruguay se prohibieron los partidos políticos de izquierda y se detuvieron a sus militantes; así como las organizaciones del movimiento obrero y estudiantil. Se censuró la prensa, se intervino la Universidad, se realizaron allanamientos y secuestros ilegales y miles partieron al exilio.

Los doce años que se mantuvo en el gobierno el régimen dictatorial, fueron caracterizados por el aumento de la represión política, fundamentalmente a partir de la prisión política masiva y prolongada. Miles fueron los uruguayos y las uruguayas que pasaron por las cárceles del país, con un promedio de duración de la detención que ronda la década. La prisión política, se caracterizó también por el secuestro, la tortura, el aislamiento… En el caso de las mujeres, muchas dieron a luz en estas condiciones y sus hijos e hijas permanecieron durante diversos períodos detenidos con ellas.

Ante el 50 aniversario de la disolución de las cámaras legislativas y la instalación de la dictadura cívico militar que gobernó Uruguay hasta 1985, nos proponemos reflexionar fundamentalmente sobre la memoria colectiva de aquellos años y sus implicancias en el presente.

El dossier propone un recorrido reflexivo por la historia y la memoria del año 1973 en los tres países del Cono Sur. En primer lugar y para el caso argentino, el artículo “1973 y las “alternativas” en el peronismo revolucionario. Las posiciones de la corriente alternativista frente a las coyunturas de apertura electoral, la primavera camporista y su desarticulación” de Mariela Stavale ubica sus planteos en el marco de las discusiones sobre la militancia revolucionaria durante el período y, específicamente, dentro del peronismo revolucionario. Desde allí, la autora propone una valiosa reflexión respecto a los posicionamientos del sector alternativista y de sus implicancias para el proceso de “izquierdización” del peronismo. Al hacerlo, recupera las acciones y decisiones de esta corriente durante la coyuntura y traza las diferencias con las posturas más conocidas de Montoneros y FAR respecto al proceso abierto por el GAN, la asunción de Cámpora y la presidencia de Perón. En ese sentido, muestra que el alternativismo evidenció el “cauce de una radicalización particular”.

El trabajo “Recordar y nombrar Montoneros. Historia, memorias, testimonios” de Sergio Friedemann y Pablo Garrido se orienta a analizar una serie de testimonios de militantes de la organización Montoneros publicados recientemente y de actores políticos cercanos a la organización sobre sus experiencias durante los años setenta, con especial énfasis en el período de 1973. Al hacerlo, el trabajo lleva adelante una relevante reflexión historiográfica y metodológica respecto a las potencialidades y recaudos en el abordaje de este tipo de trabajos. En ese sentido, contribuye a los debates actuales en el campo de la historia reciente al mostrar cómo acercarse de una manera reflexiva a los testimonios sobre Montoneros también permite reactualizar la historización y las memorias sobre la organización misma.

Por último, el artículo “El Perón que volvió: memorias en disputa. Un análisis comparativo de las obras testimoniales de Jorge Alberto Taiana, Miguel Bonasso y Juan Manuel Abal Medina”, Luciana Mingrone analiza, a partir de esta serie de producciones de memoria, las diversas formas de evocar la figura de Perón durante ese año. Al hacerlo, el trabajo ilumina las experiencias vividas diferencialmente por parte de los autores de estas obras durante aquel proceso político y en el marco de sus acercamientos y distanciamientos con el mismo Perón. En ese sentido, tal como destaca la autora, configuran un testimonio de sus encuentros y desencuentros con el líder retornado, pero también una reflexión sobre las condiciones de ese regreso. Mingrone muestra que las operaciones de memoria no se desarrollan en el vacío y responden a un contexto de producción en el presente. En efecto, encuentra en estas producciones un conjunto de preguntas relevantes para revisitar el pasado, pero también para comprender nuestro tiempo.

Los dos artículos sobre el caso chileno que forman parte del presente dossier son expresiones de los cambios del propio campo de la historia reciente de los últimos diez años. Desde la conmemoración del 11 de septiembre del 2013, los trabajos que han problematizado y abordado a las mujeres como sujeto histórico en la Unidad Popular y en dictadura, desde un amplio prisma de análisis, se han consolidado como una línea de investigación, posibilitando que espacios de la historia que muchas veces se pasaron por alto, no considerados para su escritura, hoy sean visibilizados, problematizados y puestos en valor.

El primer artículo sobre Chile se titula “Maternidad y acción política: tensiones y estrategias de mujeres opositoras a la Dictadura cívico militar en Iquique (1973 – 1989)”. El trabajo de Karelia Cerda, Nicole Muñoz y Gabriela Saavedra, de la Universidad de Tarapacá, reflexiona en torno al papel de las mujeres madres opositoras durante la dictadura en la ciudad de Iquique, situada en el norte del país. Desde la perspectiva de género, las autoras problematizan sobre la tensión existente entre la concepción tradicional de la maternidad promovida por la dictadura cívico militar y la experiencia materna de militantes, quienes impulsaron el movimiento opositor en la nortina ciudad.

En este sentido, uno de los entrecruces propuesto por las autoras y que contribuyen al campo de la historia reciente, es el de historia local/regional, memorias y perspectiva de género. Visibilizar la experiencia del golpe de Estado y de la dictadura en el norte del país, posibilita ir desentrañando los diversos hilos que componen el entramado de la experiencia de ser mujer durante la dictadura, en este caso, en la ciudad de Iquique.

Una segunda contribución es la realizada por las autoras María Graciela Acuña y Ana López Dietz titulada: “A 50 años del golpe de Estado: reflexiones sobre la revolución y la historia reciente desde la militancia feminista”. Una entrevista a Mafalda Gadames, activista militante de larga trayectoria en el movimiento de mujeres y feminista, como también del Partido Socialista durante su juventud. El trabajo nos permite reflexionar sobre la militancia política, el feminismo y su vínculo con el exilio, la resistencia a la dictadura y la derrota, desde las memorias de Mafalda. Contribución que refuerza el valor que tienen las fuentes orales en la reconstrucción de nuestro pasado reciente, especialmente hoy en un contexto de auge de las posiciones negacionistas en el país.

En el caso de Uruguay, el artículo “Notas sobre la huelga general (Uruguay, 1973): antecedentes, hechos e interpretaciones” de Sabrina Álvarez y Lucía Siola, se propone analizar un hecho paradigmático en la memoria colectiva de la dictadura: la huelga general convocada por la Convención Nacional de Trabajadores que paralizó el país durante quince días entre el 27 de junio y el 11 de julio de 1973. De esta manera, el artículo da cuenta del proceso previo del movimiento sindical uruguayo y las condiciones en las que éste aprobó la realización de una huelga general como respuesta organizada ante la posibilidad de un golpe de Estado y luego se analizan las diversas memorias sobre el desarrollo de la huelga, las causas de su levantamiento y las diversas evaluaciones que los actores realizaron de la misma.

Las autoras problematizan entonces, un hecho considerado “intocable” por parte de nuestra memoria colectiva, señalado en general como el momento en que el pueblo uruguayo a través de su clase obrera organizada resistió la dictadura.

Notas

1 Rico, Álvaro (2005) Cómo nos domina la clase gobernante. Orden político y obediencia social en la democracia postadictadura. Uruguay (1985-2005), Montevideo, Ediciones Trilce.
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