Aletheia, vol. 13, nº 25, e147, diciembre 2022 - mayo 2023. ISSN 1853-3701
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Maestría en Historia y Memoria

Reseñas de libros

Lvovich, Daniel y Pérez, Alberto (Org.) (2022). José Sazbón. Una antología comentada de su obra. Tomos I y II. Villa María: EDUVIM; Ushuaia: Ediciones UNTDF; Viedma: Editorial UNRN; San Miguel de Tucumán: EDUNT

Paula Zubillaga

Instituto del Desarrollo Humano (UNGS – CONICET), Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina
Cita recomendada: Zubillaga, P. (2022). [Revisión del libro José Sazbón. Una antología comentada de su obra. Tomos I y II por D. Lvovich y A. Pérez (Org.)]. Aletheia, 13(25), e147. https://doi.org/10.24215/18533701e147

El maestro secreto de toda una generación

La obra dispersa del filósofo José Sazbón (1937-2008), uno de los intelectuales marxistas más importantes de la Argentina, ha sido recientemente rescatada, seleccionada y ordenada por núcleos temáticos en dos importantes tomos, organizados por dos de sus antiguos colegas: los docentes e investigadores Daniel Lvovich y Alberto Pérez. Como es sabido, la producción de Sazbón giró, hasta su fallecimiento, en torno a grandes ejes como la historiografía, la historia intelectual, el marxismo, el estructuralismo, la revolución francesa y la(s) memoria(s). Sus más de cuarenta años de carrera estuvieron dedicados a la introducción, difusión y discusión de problemas relevantes para nuestra cultura política e intelectual. Desde la década del sesenta se publicaron trabajos suyos en distintas actas de congreso, revistas -algunas actualmente fuera de circulación o difíciles de conseguir- y libros, que fueron editados en distintas localidades de nuestro país -como Buenos Aires, Quilmes, Rosario, Neuquén y La Plata- y en el exterior, por lo cual, la tarea emprendida por los organizadores resulta una gran proeza.

La idea de publicar la obra de tan influyente intelectual surgió en el seno del Consejo de Decanas y Decanos de Facultades de Ciencias Sociales y Humanas de nuestro país (CODESOC). Si bien la Universidad Nacional de Quilmes y la Universidad Nacional de La Plata realizaron compilaciones previas, la apuesta aquí es distinta a aquellas pioneras, dado que se incluyen comentarios de colegas y discípulos del autor en cuestión. En este sentido, en la antología reseñada aquí, dialogan distintas generaciones de investigadores con diferentes vínculos con Sazbón, su obra y su pensamiento. La mayoría de los autores son historiadores, aunque se encuentra la mirada de algunos filósofos y escritores. Resulta un acierto de los compiladores que, entre las posibilidades existentes, hayan invitado a participar a investigadores de distintas casas de altos estudios -UNQ, UNL, UNGS, UBA, UNLP, UNLPam, UNTREF-, produciéndose así un diálogo intergeneracional, interdisciplinario e interinstitucional. De esta forma, el resultado es un relato polifónico, en el cual la voz principal por supuesto es la de Sazbón -y la de sus propias y exhaustivas lecturas- y en menor medida la de quienes han colaborado en este homenaje a su profusa labor, bajo la premisa subyacente de que el autor todavía no ha sido reconocido como debería: como uno de los mayores intelectuales de nuestro país.

Ciertamente podríamos dividir esta empresa en dos obras y, al estilo de “elige tu propia aventura” decidir cómo adentrarnos en la lectura, puesto que por un lado nos encontramos con los propios escritos de Sazbón y, por otro lado, con una obra que reflexiona, sistematiza y nos presenta la obra de Sazbón, quien, recordemos, fue a su vez un gran lector-intérprete de la obra de otros autores. Por tanto ¿es acaso posible rendir justicia al trabajo minucioso realizado por tantas personas? A fin de ordenar la escritura y la lectura, presentaremos los distintos apartados en el orden en que han sido publicados, aunque el diálogo es indudable y algunas producciones podrían estar en más de una sección o nudo temático.

La antología se divide en dos tomos: el primero contiene un total de catorce trabajos de Sazbón escritos entre 1975 y 2007. Y el segundo tomo, contiene un total de trece trabajos suyos escritos entre 1987 y 2007 y un diálogo sostenido con el historiador marxista inglés Perry Anderson en 1982. Como se aprecia, los escritos no están organizados de forma cronológica, sino que, por el contrario, lo están a partir de núcleos temáticos -aunque dialogan entre sí- presentados en cada caso por un especialista. De esta forma, a lo largo de los dos tomos, se aprecia el interés que el autor sostuvo durante años por distintos temas, la real magnitud del inmenso legado que nos dejó, su capacidad para traducir y dar a conocer trabajos que enriquecieran la discusión en nuestro ámbito académico, y la casi imposibilidad de decir que existió un Sazbón “joven” y otro “maduro”, a la vez que no puede dejarse pasar la belleza de sus primeros textos de corte literario y el maravilloso uso de la ironía en algunos de los mismos. Un verdadero marxista borgeano, apasionado por los libros, la edición, en fin, por la palabra escrita.

El tomo I inicia con “Un esbozo biográfico e intelectual de José Sazbón” a cargo de los organizadores, el historiador Daniel Lvovich (UNGS/CONICET) y el filósofo Alberto Pérez (UNLP). Como su nombre lo indica, se realiza aquí un breve y necesario repaso por su vida, en el que se retrata su intensa labor como traductor, editor, profesor e investigador. Sazbón vivió, por distintas circunstancias, en diferentes lugares de la Argentina -Chaco, Buenos Aires y La Plata-, y fuera del país -Francia y Venezuela-. Sus primeros escritos fueron de corte literario; en los años sesenta, realizó sus primeras traducciones y artículos; y a mediados de los setenta publicó su primer libro. Estudió, enseñó e investigó, entre otras, en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UNLP. Desde su ingreso a la carrera de Filosofía en 1957, hasta su rol como director de la Maestría en Historia y Memoria a partir de su creación en 2003, asumió un gran compromiso con esa institución. No obstante, trabajó también en el CONICET, la UBA, la UNSAM, y la Universidad del Zulia (Venezuela). A partir de esta introducción, vemos que, a lo largo de su trayectoria, propició iniciativas intelectuales que impactaron en distintos docentes e investigadores de la Argentina, lo que llevó al escritor Ricardo Piglia a definirlo como “el maestro secreto de toda una generación” (Lvovich y Pérez, 2020, p. 11).

Luego del repaso de su trayectoria, la primera sección del Tomo I -de alguna forma distinta al resto, puesto que son escritos literarios y de crítica literaria- inicia con “Cinco instantáneas de José Sazbón”, escrito por Ricardo Piglia (1941-2017). En este texto póstumo, el escritor argentino ofrece un breve relato de la amistad entre ambos, del tiempo compartido en La Plata y de la lectura atenta y sagaz que el filósofo realizó de la obra de Sartre, Marx y Borges, pero también del propio Piglia. Este último reconoce que Sazbón fue durante treinta años su interlocutor privilegiado, “su lector ideal” (Lvovich y Pérez, 2020, p.18) y que el ensayo “La reflexión literaria” sobre Respiración artificial (1980) fue lo que mejor se escribió sobre su novela (Lvovich y Pérez, 2020, p. 22). Justamente, esta primera sección finaliza, en palabras de Piglia, con ese “análisis generoso, exhaustivo y brillante” (Lvovich y Pérez, 2020, p. 21), publicado por primera vez en la revista Punto de Vista, en el año 1981. Es claro que, en estos más de 40 años, la novela -dividida en dos partes, una compuesta de cartas y la otra de diálogos entre personajes- se convirtió en un clásico de la literatura argentina y, la reseña de Sazbón, en fundadora de una forma de interpretarla. Originalmente Piglia no quería que el ensayo de su amigo se publicara en una revista en la que él mismo participaba, como se lo explicó en una de las tantas cartas que se escribieron: “…yo no puedo, José, y vos tenés que entenderme, hacer publicar en una revista en la que tengo mucho que ver un ensayo dedicado a mí sin correr el riesgo de ser confundido con Abelardo Castillo o cualquier otro sujeto dedicado a la industria del autobombo” (Piglia, carta del 5 de junio de 1979). Pero el lazo fraterno, político e intelectual que tenían es indudable: “Por si no recibiste la novela, te mando otro ejemplar sin dedicatoria o con una dedicatoria que es todo el texto” (Piglia, carta del 1 de enero de 1981).

A Piglia y Sazbón los unía una larga amistad generada a partir de su interés por la literatura -especialmente por Borges- y por el marxismo. Esto se evidencia inmediatamente, dado que la sección incluye “Pierre Menard, autor del Quijote”, relato conceptual que Sazbón dedicó a su amigo Piglia y que presentó en el Primer Concurso de Cuento Argentino. Dicho concurso fue convocado por el Círculo de Lectores en el año 1982. El propio Jorge Luis Borges -autor de la obra del mismo nombre publicada en la revista Sur en 1939 e incluido en Ficciones (1944)- formaba parte del jurado. Parodiándolo, Sazbón compone un Menard de izquierda, responsable francés del Socorro Rojo Internacional, lector y buen conocedor de los formalistas rusos, de Karl Marx y de V. I. Lenin. Un Menard catedrático que aprende el idioma ruso, lee a Gogol y Dostoievski, le escribe cartas a Trotsky y coteja la novela ¿Qué hacer? (1863) de Nikolai Chernishevski con el posterior tratado político homónimo de V. I. Lenin (1902). Jugando con la reproducción del título y las relaciones que se pueden establecer entre ambos, se pregunta si la parodia no es la forma “más perfecta” del amor hacia un autor. Es sabido que Sazbón fue un gran lector de Borges, de quien consideraba que su prosa era “inigualable”. El relato es tan espléndidamente borgeano, que no podemos no estar de acuerdo con el escritor Augusto Monterroso (1921-2003), quien hace ya 70 años sospechaba que serían escasos quienes después de leer a Borges no se sintieran compelidos a permitirse el uso de sus procedimientos. Si bien Borges no votó por el cuento de Sázbón, el escrito fue incorporado en Cuentos de hoy mismo. Primer Concurso de Cuento Argentino (1983). Quienes están familiarizados con la vida y obra de Borges, podrán estar de acuerdo con lo que su amigo Piglia le escribió: “De las reuniones y reuniones de los jurados se filtraron algunos entretelones que te resumo (…) A Borges (como era previsible, considerando su estética actual) no le gustó tu texto. Según parece no lo quería oír entero. Pezzoni insistió y lo obligó a oírlo hasta el final. Pero Borges rechazó cualquier posibilidad: demasiado aburrido, según dice (…) Yo en tu lugar estaría contento: hay que escribir desde Borges pero en contra de él” (Piglia, 2019).

Luego de esa bellísima sección literaria, nos encontramos con “Los marxismos de Sazbón”, la introducción a la segunda y más extensa sección del primer tomo, a cargo del historiador Luciano Alonso (UNL/CONICET). La misma está compuesta de seis textos de nuestro autor sobre el marxismo -uno de sus grandes temas de interés- publicados originalmente dos de ellos en la década del ochenta y el resto a principios del nuevo milenio: en primer lugar “El fantasma, el oro, el topo: Marx y Shakespeare” (1981), en el que destaca la presencia del dramaturgo inglés en las obras de Marx y señala también la guía más episódica y fragmentaria de Dante, Goethe y Sófocles (p. 98), mostrando así la solidaridad con un universo textual previo y la persistencia de figuras explicativas; el trabajo “Modelo puro y formación impura. La Alemania del 48 en los escritos de Marx y Engels” (1988), en el que coteja la temprana teoría social marxiana con rasgos de la Alemania en revolución de 1848-50, en tanto primera sociedad concreta sobre la que se reflexionó luego de la elaboración del “modelo puro” entre 1845-47, compuesto, como se sabe, de la fusión de dos trayectorias históricas distintas de la burguesía (la inglesa y la francesa); y cuatro escritos publicados en el libro Historia y representación (2002): “Un capítulo abierto de historia intelectual: el régimen discursivo del Manifiesto”, trabajo en el que analiza, como su nombre lo indica, el régimen discursivo del Manifiesto del Partido Comunista concebido por Marx y Engels en 1848, reconociendo la doble condición de texto clásico de la teoría social y “obra barométrica de las venturas de un movimiento político” (Lvovich y Pérez, 2020, p. 111), por lo que integra así dos contextos de recepción. Asimismo, valiéndose, como en otros de sus trabajos, de la dupla conceptual de Koselleck, señala que el Manifiesto pone de relieve el juego de correspondencia que se entabla entre cierto “espacio de experiencia” y determinado “horizonte de expectativa (Lvovich y Pérez, 2020, p. 114); le siguen los trabajos “Crisis del marxismo: un antecedente fundador” y “Una lectura sinóptica de las “crisis””, en los que demuestra que los marxismos siempre estuvieron en crisis, en tanto continuamente se problematizaron respecto a la distancia entre el corpus teórico marxiano y los distintos escenarios históricos, por lo que “…cualquier historia de las “crisis del marxismo” se identifica, sin más, con la historia del mismo marxismo, pues una y otra son coextensivas y complementarias” (Lvovich y Pérez, 2020, p. 197); y por último el texto “Filosofía y revolución en los escritos de Mariátegui”, trabajo que muestra el interés de Sazbón por distintos aspectos del pensamiento peruano, presentando al intelectual revolucionario como la apertura del marxismo hacia lo indeterminado.

En la introducción a esta sección, Alonso nos recuerda que el análisis y apropiación, por parte de Sazbón, de los clásicos del marxismo, se caracterizó por evitar lecturas esquemáticas y acercamientos globalizantes, y por buscar variaciones, articulaciones, influencias y estructuras discursivas, atendiendo a sus contextos de emergencia (Lvovich y Pérez, 2020, p. 67). En esa línea, el historiador identifica tres momentos o puntos de interrogación en las lecturas que Sazbón propuso de Marx y Engels, atravesadas por la consideración de la fertilidad del modelo marxiano de explicación histórica y por la relación entre concepción política y producción de conocimiento: el estudio de una matriz discursiva; el análisis de la tensión entre “modelo puro” y “formación impura”; y la detección de las consideraciones críticas que los propios Marx y Engels hacían de sus concepciones, mostrando la complejidad de su pensamiento.

La tercera sección, que inicia con un texto del historiador Marcelo Starcenbaum (UNLP), “Crítica de la razón estructural”, se compone de tres trabajos de Sazbón en los que se aprecian sus aportes sobre la problemática del estructuralismo y su impacto en distintas expresiones teóricas -existencialista, humanista e historicista-: “Sartre y la razón estructuralista” (1975) -texto breve en el que desentraña los modos en los que el contrapunto entre el filósofo francés y su filosofía de la libertad y el antropólogo Levi-Strauss, inauguraba una nueva etapa en las lecturas de Marx-; el trabajo “Hacia una historia estructural. El proyecto arqueológico” (1981) -concentrado en la obra del filósofo francés Michel Foucault, las particularidades de su método arqueológico, la noción de “autor”, el concepto de “episteme”, y su concepción de la historia-; y por último “Razón y método, del estructuralismo al post-estructuralismo (2007), artículo que, como su nombre lo indica, analiza el pasaje hacia el posestructuralismo, dando cuenta de sus aportes y sosteniendo que los principales rasgos de dicha corriente ya estaban presentes a mediados de los años sesenta, por lo que el prefijo no debería entenderse en una acepción temporal o, al menos, ese pasaje, esa transición, debería entenderse en términos más flexibles (Lvovich y Pérez, 2020, p. 321). De esta forma, en la introducción a la sección que reúne estos tres escritos, Starcenbaum sostiene que los trabajos de Sazbón de los años sesenta y primera mitad de los años setenta, estuvieron dedicados a delimitar la especificidad del estructuralismo y sus efectos, a partir de tres problemas: el impacto de la razón estructuralista en los elementos fundantes del espacio sartreano; las inflexiones que la antropología estructural propiciaba en el seno del humanismo; y el estudio de los mitos. Mientras que, desde mediados de los años setenta, las preocupaciones de Sazbón respecto al estructuralismo giraron en torno a la profundización de la lectura de la antropología estructural y al derrotero del estructuralismo -movimientos de desplazamiento y superación-.

La última sección del primer tomo de la antología contiene una introducción del historiador Hernán Sorgentini (UNLP) titulada “Conciencia histórica y memoria: aspectos del problema de la revolución en la obra de Sazbón”. El título se debe a que la preocupación desde la cual Sazbón llega a la memoria, es la tendencia a la devaluación de las posibilidades de la “conciencia histórica” de informar la práctica emancipatoria. En esta línea, se seleccionaron tres textos publicados originalmente a inicios del nuevo milenio: el primero, “Conciencia histórica y memoria electiva” (2002), es un trabajo en el que nuestro autor examina los supuestos de la obra colectiva Los lugares de la memoria dirigida por el historiador francés P. Nora, vistos en el marco de una serie de desarrollos que afloran a partir de la operación de reducción de las posibilidades del saber histórico y la conciencia histórica. Nora aparece como el “ideador de un proyecto que se edifica sobre las ruinas de la conciencia histórica” (Lvovich y Pérez, 2020, p. 347), como la expresión de una tendencia conservadora que construye la memoria como un objeto de un pasado muerto. Sazbón muestra que este desarrollo del campo de la memoria es tributario de la “galaxia Furet” -de la cual Nora sería un astro- y diferente -teórica y políticamente- de otras propuestas, como por ejemplo la del historiador R. Samuel y su “teatros de la memoria” (Lvovich y Pérez, 2020, pp. 370-372); el siguiente trabajo, “Memorias de la Revolución francesa” (2005), toma a dicha revolución como un acontecimiento de larga duración memorial y da cuenta de las distintas formas que asume según el tipo de memoria. Al igual que en el trabajo que lo precede, aquí también discute con los postulados de Levi Strauss, Furet y Nora, y utiliza la tripartición de las formas de existencia de la memoria: “cultural” -la interacción entre presente y pasado que incide sobre el futuro y de la que somos agentes activos-, “individual” -la de los actores y testigos- y “social” -la de las generaciones sucesivas-, en tanto esta división le resulta servicial para estudiar los modos de acceso a las configuraciones históricas; el último trabajo de la sección y de este primer tomo, “La devaluación formalista de la historia” (2001), da cuenta de las operaciones de devaluación de las potencialidades del saber histórico, reduciendo sus alcances, en distintas tradiciones del pensamiento contemporáneo. Revisando aquí también los trabajos de Levi Strauss, Furet y White, Sazbón observa cómo los esquemas conceptuales de intelección histórica han caído en descrédito, al punto de que su contenido racional es reducido a “mito”, “ficción” o “filosofía de la historia”. Sorgentini -quien en su momento estuvo bajo la dirección de Sazbón investigando, entre otros temas, la relación entre historia y memoria-, nos propone, en su texto introductorio, que lo que hace diferente a la reflexión de Sazbón sobre la memoria -y coincidimos-, es el enlace entre su conocimiento historiográfico, su preocupación por la teoría de la historia, su apuesta por una política emancipadora, la impronta de su formación filosófica, y la contemplación de diferentes tradiciones intelectuales e inscripciones disciplinares.

Por su parte, el tomo II inicia con una sección cuya introducción está a cargo del historiador Roberto Pittaluga (UBA/UNGS/UNLP/UNLPam): “José Sazbón: una historiografía de la adversidad”. El título se vincula con la noción acuñada por Sazbón - “marxismo de la adversidad”- para denominar a los distintos desarrollos de la teoría crítica. Para Pittaluga, la obra histórica de Sazbón configura una “historiografía de la adversidad” y allí reside parte de su potencia político-intelectual (Lvovich y Pérez, 2022, p. 12). Se incluyen en esta sección tres trabajos del autor, caracterizado por Pittaluga en su introducción como un “rescatista” (Lvovich y Pérez, 2022, p. 8) de aquellos pasados cuya permanencia depende de nosotros. El primer escrito es la reflexión publicada originalmente en Punto de Vista en 1987, en torno al debate ya clásico entre los historiadores marxistas británicos E.P. Thompson y Perry Anderson, en la que Sazbón va presentando los principales ejes del intercambio. Pittaluga nos recuerda que la obra del primero fue cardinal en la propuesta teórico-metodológica de Sazbón. La sección incluye el obituario publicado por Sazbón en El cielo por asalto en el verano de 1993-1994: “La muerte de E. P. Thompson” -“el mayor escritor de la izquierda inglesa” (Lvovich y Pérez, 2022, p. 57)-; y finaliza con “Historia y experiencia” -publicado originalmente en el año 1996 en Entrepasados-, trabajo que toma algunas de las problemáticas que habían estado presentes en el abordaje de la célebre polémica por parte de Sazbón, a partir de los conceptos “espacio de experiencia” y “horizonte de expectativa” utilizados por el historiador R. Koselleck en su libro Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos históricos (1979), y a los que Sazbón apelará nuevamente en futuros escritos.

La profesora y doctora en filosofía María Belforte (UBA/CONICET) -la única mujer que participa en este homenaje divido en dos volúmenes-, es quien introduce el siguiente apartado: “Sobre un legado: José Sazbón y la Escuela de Frankfurt”. Esta sección incluye cuatro importantes trabajos de Sazbón sobre el pensamiento y obra de los intelectuales alemanes englobados en esta tradición: “El legado teórico de la Escuela de Frankfurt” (2002), “Historia y paradigmas en Marx y Benjamin” (1993), “La historia en las “Tesis” de Benjamin: problemas de interpretación” (2001) e “Historia Intelectual y Teoría Crítica” (1997). La lectura de estos cuatro escritos, enlazados por la demostración del carácter político de las producciones frankfurtianas, dan cuenta del profundo conocimiento y reflexión de nuestro autor sobre Adorno, Benjamin -el “autor frankfurtiano más comentado y cribado” (Lvovich y Pérez, 2022, 2: 115) a inicios del nuevo mileno-, Habermas, Horkheimer, Marcuse y Neumann. La especialista en filosofía alemana -y fundamentalmente en la obra de Benjamin- María Belforte, en su aporte a la antología comentada, interpreta la lectura y recepción del intelectual argentino como un “legado” (Lvovich y Pérez, 2022, pp. 93 y 97), resaltando la enorme tarea emprendida por Sazbón contra los abordajes simplificadores y reduccionistas, los lugares comunes, y los usos unilaterales de la obra frankfurtiana -en especial las “Tesis” de Benjamin, leídas como un “breviario aforístico de filosofía de la historia” (Lvovich y Pérez, 2022, p. 160)-, destruyendo lo evidente y depurando conceptos y fórmulas preconcebidas.

El historiador Patricio Geli (UNTREF/UBA), con su “Apostillas a los escritos de José Sazbón sobre la Revolución francesa”, es quien nos introduce la séptima sección de la antología, dedicada a la constante preocupación de Sazbón por ese proceso multifacético. Esta selección consta de tres trabajos, representativos de dos décadas de reflexión de nuestro autor y de su intención de ubicar a la Revolución Francesa en una región interpretativa amplia. El primero está considerado el texto más importante de los que escribió respecto a este proceso: “La Revolución francesa y los avatares de la modernidad” -Conferencia de 1989 publicada en 1990-. Le siguen en la sección “El Marx de Furet” (1991) -en el que desglosa magistralmente las interpretaciones del historiador francés y el uso que hace de la obra de Marx-; y “Figuras y aspectos del feminismo ilustrado”, que se trata del estudio preliminar de Cuatro mujeres en la Revolución Francesa (2007). Este libro reúne textos de Etta Palm, Olympe de Gouges, Théroigne de Méricourt y Claire Lacombe, y, en su trabajo introductorio, Sazbón va enmarcando las voces de estas mujeres en sus contextos de enunciación. Patricio Geli -quien fuera primero estudiante y luego colega de Sazbón- nos propone pensar la posibilidad de organizar la preocupación del homenajeado, en lo que respecta a la Revolución Francesa, en torno a tres grandes áreas o zonas de indagación: el lugar que ocupa en las reflexiones marxianas; los debates historiográficos que generó el auge de la corriente revisionista en Francia durante los años previos al bicentenario de 1789 -entre los que estarían, entre otros, los mencionados escritos de 1990 y 1991-; y la historia intelectual. Los escritos encuadrados en esta tercera zona son de diversas temáticas y Geli -gran conocedor de la obra de Sazbón- incluye en esta área al estudio preliminar de 2007, entre otros escritos -algunos de los cuales están en la antología, pero en la sección destinada a memoria y conciencia histórica o en la reservada a cómo pensó los problemas de historia intelectual-.

La octava y última sección inicia con el texto introductorio del historiador Elías José Palti (UNQ/UBA/CONICET): “José Sazbón y el problema de la circulación y recepción de las ideas”. Destinada a cómo pensó los principales problemas de la historia intelectual, fundamentalmente, como su nombre lo indica, a la circulación y la recepción de ideas, se seleccionaron aquí tres textos representativos de este núcleo de la obra de Sazbón: “Aspectos de la recepción temprana de Nietzsche en Francia” (2001) -que analiza la circulación de la obra del filósofo alemán en Francia en los treinta años previos a la Primera Guerra Mundial, en un contexto de conflictividad entre esas naciones-; “Presencia de Voltaire” e “Historia intelectual e historia política: Anacharsis Cloots y el volterianismo revolucionario”, estos dos últimos publicados originalmente en el libro compilado por Sazbón Presencia de Voltaire (1997). Ese volumen fue producto a su vez de las “Jornadas Voltaire”, realizadas en 1995, en el contexto del tricentenario del nacimiento del escritor francés, momento en el que se reeditaron obras suyas y se publicaron algunos ensayos. El primero de estos es la introducción a ese libro colectivo, un escrito breve en el que Sazbón repasa la inscripción de Voltaire en el presente. El siguiente y último, versa sobre la recepción y reconfiguración de las ideas de Voltaire al interior del partido jacobino. Se trata de un trabajo más extenso en el que se detiene en la oposición entre rusonianos y volterianos en diversos momentos del ciclo revolucionario francés. En la introducción de esta sección, Palti nos recuerda que gran parte de la obra de Sazbón está destinada a reflexionar en torno a cómo los textos y sistemas de pensamiento se trasladan, son apropiados y adquieren nuevos sentidos en épocas y lugares distintos, a la vez que sostiene que es posible observar en ellos las críticas de Sazbón a las corrientes revisionistas de la Revolución Francesa -presentes, como hemos mencionado, en otros escritos de la antología-, en especial la visión de “pasado cerrado”.

Uno de los últimos escritos del tomo II, “La cornucopia de la calle Salguero. José Sazbón y su biblioteca”, es del historiador Emiliano Gastón Sánchez (UNTREF/CONICET). En este breve trabajo, el autor da cuenta de la “exquisita” y “apabullante” (Lvovich y Pérez, 2022, p. 440) biblioteca personal de Sazbón, donada junto a su archivo personal por su familia al Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas, hace poco más de 10 años. Su biblioteca -compuesta por aproximadamente 10.000 títulos de libros y revistas- estaba organizada a partir de tres grandes criterios: temáticas, colecciones y editoriales. Las dos secciones más importantes reflejan claramente dos de sus principales intereses: el marxismo en sentido amplio y la historia de Francia. Su biblioteca personal y su archivo -compuesto por más de 120 cajas ordenadas por él mismo, según fuera vinculado a la docencia, traducciones, cartas, publicaciones o temas específicos-, dan cuenta de su intensa labor como docente, investigador, traductor, editor y compilador.

La perla del segundo tomo es la transcripción del extenso diálogo que mantuvo Sazbón con el por entonces ya reconocido historiador marxista Perry Anderson, en ocasión de una visita a Venezuela de este último, en 1982. El intelectual argentino -quien se encontraba en aquel país desde 1976, trabajando en la Universidad de Zulia- grabó y conservó el material de este encuentro durante toda su vida. Inédito hasta este momento, y editado para la ocasión, fue la esposa de Sazbón quien dio acceso a esta grabación y autorizó su publicación a los organizadores de la antología. A lo largo de estas cuarenta páginas, se asiste a un intercambio de gran valor por el que circulan intereses compartidos, como el estructuralismo, el postestructuralismo, el marxismo y los problemas historiográficos, dando cuenta del estado de los debates en ese momento. Se retoman así las obras de Thompson, Althusser, Hegel, Sartre, Benjamin, Adorno, Marx, Lenin, Gramsci, Colletti, Levi Strauss, Foucault, Derrida, entre muchos otros autores clásicos. Y se intercambia en torno a los usos de diversos conceptos y categorías como “stasis”, “mito”, “contradicción”, “experiencia”, “hegemonía”, y “temporalidad diferencial”, entre otros. A lo largo del intercambio, además de la lectura de los autores señalados, Sazbón muestra un profundo conocimiento de la obra y pensamiento de su interlocutor, al cual no deja de señalarle sus críticas, siempre a partir de una lectura aguda, recordando incluso, casi de forma textual, frases escritas en notas al pie que podrían pasar desapercibidas por otros. En ocasiones, Anderson reconoce que esas críticas son totalmente justificadas y que incluso le da “vergüenza” (Lvovich y Pérez, 2022, p. 470) puesto que Sazbón, a partir de sus señalamientos, aparece como más actualizado en algunos campos de debate.

La antología cierra con una “Contribución a una bibliografía de José Sazbón”, donde se puede apreciar la real magnitud de su obra: 5 libros; 19 libros editados; 29 notas y reseñas bibliográficas; y 73 artículos en publicaciones periódicas y obras colectivas. Esta lista fue elaborada originalmente por el historiador Horacio Tarcus, con la colaboración de la filósofa Renée Girardi, el filósofo José Fernández Vega y la esposa de Sazbón, Berta Stolior -profesora de filosofía, editora y traductora-. Para esta ocasión, la bibliografía fue completada por los organizadores de los dos tomos, quienes, junto al resto de los colaboradores, realizaron una selección muy representativa de esa extensa producción.

Ciertamente, el pensamiento y la obra de Sazbón han sido tan vastos e interdisciplinarios que parece difícil no pensar que cualquier análisis de su obra puede resultar incompleto o injusto. En sus escritos, Sazbón enlaza y nos ofrece sus amplios conocimientos sobre distintas ciencias sociales y humanas -filosofía, literatura, psicoanálisis, antropología e historia-, de obras escritas por autores de distintas generaciones y nacionalidades -fundamentalmente italianos, franceses, alemanes y británicos-, y de distintas tradiciones teóricas, filosóficas e historiográficas -pero especialmente marxistas-, por lo que puede decirse que Sazbón traspasó fronteras de distinto tipo. A lo largo de la lectura de los dos tomos, se confirma en especial el profundo conocimiento de la cultura europea contemporánea que poseía, su método de despliegue minucioso de los argumentos de los autores objetos de su revisión y su capacidad de crítica implacable con quienes no estaba de acuerdo.

Por su parte, quienes cumplen aquí la función de intérpretes de un gran intérprete -sus amigos, discípulos y colegas-, en sus escritos introductorios a cada sección, no sólo manifiestan su admiración por Sazbón, su obra y la dedicación puesta en su rol docente, sino que muestran también ellos una lectura atenta de los trabajos del maestro -no sólo de los veintisiete que se seleccionaron para esta empresa-. Ciertamente hay una idea compartida por los mismos en torno al importante legado que nos dejó, en tanto los escritos de Sazbón son calificados por los distintos colaboradores de la antología como “densos”, “eruditos”, “rigurosos”, “agudos”, “minuciosos”, “críticos”.

Si hay algo que no se puede negar es que Sazbón ha sido un lector profundamente atento a los detalles, las marcas de época, los contextos de producción, las trayectorias biográficas/académicas de los distintos autores que ha puesto en diálogo, contraponiendo posturas, buscando secuencias, préstamos y herencias. Utilizó el análisis comparativo e interdisciplinario, sobre la base de una gran rigurosidad conceptual y siempre a partir de un espíritu crítico que lo llevaba a revisar incluso su propia obra. Su exhaustividad y erudición dieron como resultado trabajos profundamente reflexivos, detallistas y complejos, que esta antología nos permite tener reunidos, sistematizados, y hacer de los mismos una consulta obligada para diversos temas. Ciertamente, su pensamiento mantiene una gran actualidad y permite acceder, a su vez, al pensamiento de otros intelectuales del siglo XIX y XX. La publicación de esta selección comentada, es una de las mejores formas de hacerle honor a su inmenso legado. La lectura de la antología nos recuerda además la imperiosa necesidad de rigurosidad y que la tarea académica está ligada al compromiso político. Y, así como nuestro filósofo con vocación histórica supo mostrar tan bien la “galaxia Furet”, podríamos decir que aquí podemos ver parte de la “galaxia Sazbón”.

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