Aletheia, vol. 12, nº 24, e125, junio - noviembre 2022. ISSN 1853-3701
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Maestría en Historia y Memoria

Artículos

“¿Quién estuvo en Auschwitz, usted o yo?”: El juicio de Bergen-Belsen en las páginas del semanario Argentinisches Wochenblatt

Tomás Schierenbeck

Universidad Nacional de La Plata, Argentina
Cita recomendada: Schierenbeck, T. (2022). “¿Quién estuvo en Auschwitz, usted o yo?”: El juicio de Bergen-Belsen en las páginas del semanario Argentinisches Wochenblatt. Aletheia, 12(24), e125. https://doi.org/10.24215/18533701e125

Resumen: El siguiente artículo se propone recuperar la cobertura del juicio de Bergen-Belsen por el semanario Argentinisches Wochenblatt, una de las principales publicaciones dirigida a la comunidad germanohablante en la Argentina y editada en la Ciudad de Buenos Aires. El proceso judicial de Belsen tuvo lugar entre septiembre y noviembre de 1945 y fue dirigida por una corte británica en la ciudad de Lünenburg. En el mismo se enjuiciaron a cuarenta y cinco agentes de las SS y sus colaboradores por crímenes de guerra cometidos durante la Segunda Guerra Mundial en los campos de concentración de Auschwitz y Bergen-Belsen. En particular, se pretende exponer cómo fueron recuperados los testimonios de los sobrevivientes como de los victimarios por el semanario con el objetivo de aportar al conocimiento de la recepción de los procesos judiciales contra los nazis durante la posguerra en la prensa argentina en general y la editada en idioma alemán en particular.

Palabras clave: Juicio de Bergen-Belsen, Nacionalsocialismo, Publicaciones Periódicas, Argentinisches Wochenblatt, Germanohablantes en la Argentina.

"Who was in Auschwitz, you or me?": The Bergen-Belsen Trial in the pages of the weekly Argentinisches Wochenblatt

Abstract: The following article aims to recover the coverage of the Bergen-Belsen trial by the weekly Argentinisches Wochenblatt, one of the main publications addressed to the German-speaking community in Argentina and edited in the City of Buenos Aires. The Belsen trial took place between September and November 1945 and was conducted by a British court in the city of Lünenburg. Forty-five SS agents and their collaborators were tried for their war crimes committed during World War II in the Auschwitz and Bergen-Belsen concentration camps. In particular, it is intended to show how the testimonies of the survivors and the victimizers were recovered by the weekly with the aim of contributing to the knowledge of the reception of the judicial processes against the Nazis during the postwar period in the Argentine press in general and the one published in German language in particular.

Keywords: Bergen-Belsen Trial, National Socialism, Periodicals, Argentinisches Wochenblatt, German speakers in Argentina.

Introducción

Entre los meses de septiembre y noviembre de 1945 tuvo lugar en la ciudad de Lünenburg (Alemania) el Juicio de Bergen-Belsen, en el cual se enjuiciaron a cuarenta y cinco agentes de las SS y Kapos por crímenes de guerra durante la segunda guerra mundial en los campos de exterminio y concentración de Auschwitz y Bergen-Belsen. Tras dos arduos meses, donde testimoniaron decenas de sobrevivientes de forma oral y escrita, se declaró culpables a treinta y uno de los acusados. Entre este grupo se encontraban figuras como Josef Kramer (oficial de las SS y comandante en los campos de Auschwitz y Bergen-Belsen), Irma Grese1 (guardia supervisora en ambos), Franz Hössler (oficial de las SS y Jefe del Campo de Detención Preventivaen ambos campos), Fritz Klein (médico y oficial de las SS) y Johanna Bormann (guardia de prisioneros en ambos campos), condenados junto a otros seis acusados a la pena de muerte. Las particularidades de este juicio se encuentran, por un lado, en ser el primero llevado a cabo por los Aliados ante los Crímenes de Guerra nazi. Por otro, que los acusados anteriormente mencionados, a pesar de haber sido atrapados tras la liberación del campo de Bergen-Belsen por las fuerzas británicas en abril de 1945, fueron enjuiciados tanto por su accionar en este último entre 1944-1945 como por sus crímenes previos en Auschwitz.

El siguiente artículo pretende analizar la cobertura del Juicio de Bergen-Belsen en el semanario Argentinisches Wocheblatt2. Detenernos en ello tiene como objetivo ensayar una vía exploratoria en torno a cómo fueron recibidas y representadas las experiencias de los prisioneros en los campos de concentración como también los crímenes perpetrados por los nazis y el propio devenir del proceso jurídico, por una de las principales publicaciones periódicas de la comunidad germanohablante. El trabajo se estructura en tres partes. Un sucinto apartado que presentara una serie de mojones académicos referidos a los estudios que se dedicaron a dar cuenta de las tempranas repercusiones del Holocausto en la Argentina. Una segunda parte, que pretenderá funcionar de marco contextual sobre el rol del Argentinisches Wochenblatt (AW)3 como referente político y cultural tanto en la organización de espacios alternativos al nazismo dentro la comunidad germano-argentina como en la recepción y denuncia del genocidio nazi en la región. Por último, la propia reposición de la cobertura del Juicio de Bergen-Belsen por el semanario AW.

Experiencias y significaciones contemporáneas: una primera etapa en los estudios del Holocausto en Argentina

La memoria del Holocausto en Argentina se ha constituido en las últimas décadas en un campo fructífero para el estudio de las apropiaciones y representaciones llevadas a cabo por un abanico de actores sociales en distintos momentos históricos. Dentro de este marco general, tanto Kahan y Lvovich (2016) como Wanda Wechsler (2020) han estipulado sendas cronologías tendientes a demarcar ciertas etapas en torno a las cuales la Shoá se configuró como un punto de fuga en el desarrollo de distintas narrativas memorísticas. En particular, Wechsler (2020) estipuló una serie de cinco etapas que recorren desde los años cuarenta hasta la segunda década del siglo XXI. Donde, a su vez, sus características estructurales son el consecutivo traslado de aquellas narrativas desde el ámbito privado al público, y en correlación con lo anterior, que “estas memorias fueron abriéndose desde el ámbito de la comunidad judía hacia otros sectores de la sociedad argentina, como el Estado u organismos de derechos humanos” (p. 262). Sin embargo, y más allá de esta particularidad, ambos trabajos coinciden en demarcar una primera etapa sincrónica al genocidio en Europa, sobre la cual en particular Kahan y Lvovich (2016) advierten:

Probablemente, los principales “usos del Holocausto” en Argentina durante aquellos años hayan sido las políticas de memoria desplegadas al interior de las organizaciones judías y dirigidas fundamentalmente a sus integrantes, y que por haberse desarrollado sobre todo en ídish tuvieron pocas posibilidades de trascender las fronteras lingüísticas y culturales (p. 317).

Dentro de esta primera etapa pueden ubicarse sucesivos estudios que han dado cuenta de la temprana polivalencia en los usos y repercusiones del Holocausto en Argentina. Dentro de este abanico de investigaciones se puede reconocer un primer espectro cuyas fuentes de indagación recorren el amplio espectro que se traza desde la Historia oral hasta el trabajo archivístico. Ya sea en torno a las consecuencias directas en la vida de las familias unidas hasta ese momento de forma material e inmaterial mediante el intercambio epistolar entre Europa y la Argentina (Jelin y Chinski, 2014; Chinski, 2016), la recepción de las primeras noticias referidas a la formación de los campos de concentración y el exterminio en los medios gráficos nacionales (Chinski, 2015; Efron y Brenman, 2006; Kahan y Lvovich, 2016), el posicionamiento de distintos actores sociales tanto del espectro antifascista, la comunidad judía local y sectores antisemitas, entre otros, en torno a las noticias recibidas (Ben-Dror, 2003; Chinski, 2017; Friedmann, 2010; Lvovich, 2003; Lvovich y Finchelstein, 2015; Sosnowski y Senkman, 2009), estos estudios dieron cuenta de las repercusiones más contemporáneas del genocidio tanto en el ámbito público como privado.

Las repercusiones y representaciones del Holocausto tras la finalización de la segunda guerra mundial también fueron objeto de indagación a escala nacional, y que bien pueden interpretarse como un segundo periodo, dentro de la primera etapa postulada por Wechsler (2020). En este sentido, tanto las prohibitivas políticas migratorias hacia los refugiados judíos por parte del gobierno nacional y el consecuente flujo migratorio (De Cristóforis, 2011; Senkman, 1991; 1985), las conexiones entre Perón -y el movimiento peronista- con la comunidad judía local como las repercusiones a escala local en torno a la formación del Estado de Israel (Bell, 2002; Correa, 2017; Klich, 1994; McGee Deutsch, 2017; Rein, 2015), y las sucesivas (re)significaciones tempranas del Holocausto como variable interpretativa en la política local en los años cuarenta (Bisso, 2016), fueron algunas de las principales dimensiones estudiadas para este subperiodo -esquematizado más como un ancla historiográfica que un proceso social particularizado, y que bien se hubiera desarrollado en plena interacción y continuidad con los primeros estudios mencionados. En este último sentido, una de las aristas más significativas de interpelación se encuentra en aquellas investigaciones que han dado cuenta de diferentes actores sociales hacia el interior de la comunidad judía local que intervinieron como emprendedores de memoria mediante una heterogénea y rica batería de ceremonias, actos denunciativos, monumentos, marcas memorialistas y demás prácticas de recordación, entabladas tanto en contemporaneidad como a posteriori de consumarse el Holocausto (Chinski, 2017; 2018).

Los vínculos de las instituciones judías y familiares residentes en la Argentina ya no ante el aniquilamiento sistemático acaecido en Europa sino frente aquellas víctimas sobrevivientes que habían arribado al país después de 1945 como las campañas de asistencia a las víctimas llevadas a cabo por la colectividad durante y a posteriori del conflicto bélico (Raber, 2017; Senkman, 2007) o bien, el reordenamiento de las instituciones y proyectos editoriales locales mediante la consolidación de las corrientes sionistas y la inserción en los debates en las organizaciones judías internacionales en la temprana posguerra, también fueron dimensiones estudiada en las últimas décadas (Dujovne, 2019; Goldstein, 1997; Raber, 2016; Schenkolewski-Kroll, 1993; 1988). En particular, si nos detenemos en el artículo de Senkman Los sobrevivientes de la Shoa en Argentina: su imagen y memoria en la sociedad general y judía:1945-1950 (2007), Señalan no solo da cuenta de los esfuerzos y aventuras burocráticas de familiares ante las organizaciones locales e internacionales judías para el arribo de sus allegados que se encontraban en los campos de personas desplazadas, sino también de la sucesiva reconfiguración institucional de la comunidad a partir de este periodo.

Una dimensión paralela pero íntimamente relacionada en torno a los efectos del Holocausto en la Argentina se encuentra en aquellos estudios enfocados en las conexiones nazis con personalidades, organismos e instituciones públicas y privadas locales, cuyas investigaciones fundacionales fueron realizadas por Ronald Newton (1995) y Holger Meding (1999). Desde una premisa historiográfica más particularizada y dirigida a indagar en torno al grupo étnico germano-argentino, un cúmulo de autores han dado cuenta también de la incidencia de la ideología nazi en los años treinta y cuarenta tanto en los medios gráficos como en las instituciones políticas y culturales de la comunidades germano-argentinas. En particular, el periódico Deutsche La Plata Zeitung fue una fuente de indagación tanto a nivel local como internacional en torno a la recepción, reproducción y redimensión a escala local de la misma (Ismar, 2006). En contraposición a esta lectura, el compromiso político y las experiencias del exilio germanohablante en la Argentina y América Latina ha sido una de las dimensiones con mayor pluralidad de estudios dentro de este campo, donde el debate en torno a la significación del exilio -como de carácter político o religioso- y su sucesiva repercusión en las reconfiguraciones identitarias en la comunidad, ha sido recuperada mediante las publicaciones periódicas en idioma alemán editadas en la Argentina (Friedmann, 2010; Schoepp, 1996). Vale decir, un campo editorial desarrollado en íntima interconexión con aquellos proyectos políticos y culturales (como la empresa teatral Freie Detusche Bühne, la escuela Pestalozzi y el programa radial Die Stimme des Tages) y referentes (como Walter Jacob, Paul Zech August Siemsen, Clément Moreau, entre otros) que supieron reconfigurar sus profesiones desde su exilio a causa del nacionalsocialismo en la Argentina (Carreras, 2019; Kelz, 2019; Kießling, 1981; Naumann, 1985). Dentro de un estudio más amplio sobre los diferentes espacios y redes de sociabilidad de germanohablantes antinazis, Friedmann (2016; 2010) no solo ha dado cuenta del Argentinishes Tageblatt como una empresa editorial capaz de motorizar este espectro de la comunidad germanohablante en la región, sino también tanto del mundo de las publicaciones periódicas antifascistas en idioma alemán como ámbitos de temprana recepción y denuncia del genocidio nazi durante la guerra y sus posteriores posicionamientos en torno al juicio de Nürenberg. Sobe este último punto, Friedmann (2010) repuso especialmente en el inconformismo de la organización Das Andere Deutschland por la vía judicial adoptada por los Aliados para juzgar a los castigar a los criminales de guerra y su compartido recelo con el Argentinisches Tageblatt en torno a los dictámenes de absolución en aquel proceso. Más allá de esta perspectiva analítica particularizada, los estudios académicos obtenidos como resultado del trabajo de la Comisión Nacional para el Esclarecimiento de las Actividades del Nazismo en Argentina (CEANA) han conllevado también a reponer las conexiones nazis en la Argentina. En este sentido, la compilación de artículos realizados por Ignacio Klich en Sobre nazis y nazismo en la cultura argentina (2002) son resultado de este organismo.

En última instancia, y como hemos mencionado inicialmente, esta serie de estudios y perspectivas analíticas mencionadas no ha tenido como objetivo desarrollar una reposición de largo aliento de un campo de estudio de tanto dinamismo en las últimas décadas. Por el contrario, a partir de esta serie de mojones académicos mencionados nos proponemos reponer el rol de la del Argentinisches Wochenablatt como un factor más de estudio en las investigaciones sobre las repercusiones del Holocausto en Argentina. En particular, como un actor político en la escena pública de la comunidad germano-argentina que, al igual que otras instituciones locales, se configuró contemporáneamente al genocidio y los procesos judiciales contra los criminales nazis en la posguerra como un referente político y cultural denunciador del genocidio entre sus lectores.

El Argentinsches Wochenblatt como factor de recepción, denuncia y organización contemporánea al genocidio Nazi en Argentina

Más allá del devenir de los acontecimientos en los campos de batalla, como hemos advertido, la recepción de las masacres perpetradas por los nazis en Europa también fue una de las principales temáticas sobre las que un abanico de publicaciones periódicas nacionales hizo hincapié desde 1939 (Chinski, 2015; Efron y Brenman, 2006; Friedmann, 2010; Lvovich, 2003). Sin embargo, inicialmente en la prensa nacional liberal también se observó una pluralidad de posicionamientos en torno al ascenso del nazismo en Alemania. Como han planteado Efron y Brenman (2006), a partir del ascenso del régimen nacionalsocialista puede reconocerse una pluralidad de posicionamientos, “desde el abierto pro nazismo de La Razón, la actitud ambivalente de Los Andes, la expectativa inicial y posterior independencia -con matices- de La Nación y La Prensa, hasta la satírica militancia antihitlerista de Crítica y La Voz del Interior” (Efron y Brenman, 2006, p. 8). No obstante, y desde una óptica similar a la propuesta por Hobsbawm (1995) en torno al surgimiento del fascismo en Europa, Efron y Brenman (2006), advierten que aunque parte del “atractivo” de la ideología fascista dentro de la prensa nacional era producto de un “espíritu de época” que contemplaba al fascismo como una posibilidad, “en los años 40 ya no hubo grandes diferencias en cuanto a las posturas: el nazismo era condenado en todo occidente y formaba parte de lo políticamente incorrecto, un sinónimo de barbarie, contrario a la civilización expresada en los países aliados.” (Efron y Brenman, 2006, p. 9)

Al igual que los demás medios gráficos nacionales durante todo el conflicto bélico, el AW se basó en los cables informativos provenientes desde el extranjero por distintas empresas internacionales de comunicación (Kahan y Lvovich, 2016). En este sentido, si nos detenemos en el momento cuando se dio inicio a la contraofensiva Aliada a fines de 1942 podemos encontrar que el AW no solo dio espacio, como el diario La Nación4 (LN) en junio de 1942 (Lvovich, 2003), para reponer en los informes producidos por distintos gobiernos asentados en el exilio contra los crímenes de guerra nazis sobre sus ciudadanos y en sus territorios soberanos (“50 polnische”, 1942), sino también de una continua reposición de las denuncias por parte de distintos organismos sobre la persecución, deportación y asesinato de regímenes profascistas y/o de ocupación en distintos territorios europeos (“Frauen und Kinder”, 1942). Esta temprana cobertura y denuncia de los crímenes perpetrados por el nazismo aproxima al AW a la postura solidaria que tuvo la prensa liberal en este sentido y lo aleja por igual de aquellas publicaciones periódicas de raigambre católica como de tinte nacionalistas, en abierta complicidad con los regímenes fascistas europeos y sustentadas en un claro sentimiento judeofóbico durante los años treinta y cuarenta (Lvovich, 2003).

Más allá de esta primera dimensión, y en continuidad con lo analizado por Friedmann (2010) en torno a la empresa grafica de Alemann en general, el semanario también funcionó como un espacio de interlocución y comunicación de aquellos eventos y programas tanto de la comunidad judía como a la constelación de agrupaciones e individualidades antifascistas en la región, dirigidos a denunciar el genocidio, conmemorar a sus víctimas e informar sobre sus sobrevivientes. Esto no solo se observa en proximidad a la culminación del conflicto bélico, donde la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) publicitó la realización de una jornada de luto para toda la colectividad judía en la Argentina por las víctimas en Europa (“Jüdischer Trauertag”, 1945), o bien como, ha marcado Chinski (2016), cuando la Asociación Filantrópica Israelita publicó en el Argentinisches Tageblatt listas de sobrevivientes de los campos de concentración en junio de 1945, sino también en el mismo año 1942, donde el semanario dio espacio para reponer las manifestaciones y primeras prácticas de recordación desarrolladas por la comunidad judía en el Uruguay:

Día a día nos enteramos de nuevas e inconcebibles atrocidades perpetradas por los nazis contra los que oprimen. Esta vez, un día de la semana -el lunes 14 de diciembre- se dedicó al recuerdo, el luto y la protesta contra las atrocidades nazis. Hubo una pausa general de 10 minutos a mediodía. Todos los montevideanos: las fábricas, los comercios, los medios de transporte se detuvieron durante esos minutos y los pensamientos se desviaron involuntariamente de este país libre y despreocupado a las zonas tristes y devastadas donde gobiernan los nazis. Ese mismo día -como rezaba la consigna emitida por la comunidad judía- todos los comercios judíos de Montevideo cerraron de 11.30 a 13.30 horas en señal de protesta por las atrocidades nazis. La mayoría de los comercios no habían bajado las persianas, sino que se limitaron a cerrar sus puertas y a exhibir una placa en un lugar visible que indicaba la protesta. Muchos comercios uruguayos no judíos se sumaron a la huelga en solidaridad (“Trauertag”, 1942, p. 8).5

En un sentido análogo, el AW también se desarrolló como factor de difusión tanto de las colectas solidarias en apoyo a las víctimas de la guerra de sectores germano hablantes antifascistas en Buenos Aires (“Wir Jungen”, 1942) como de aquellas publicaciones periódicas y organizaciones políticas alemanas en el exilio que pretendieron configurarse como resistencia al régimen nazi en América Latina (“Kongress der Freien Deutschen”, 1943). En este mismo periodo, y desde una sección del semanario titulada Die Seite der Frau, el AW también dio espacio para la reposición de la experiencia de una exiliada recién llegada a la Argentina denominada Toni. H, donde no solo se registra un testimonio en primera persona de una víctima sobreviviente de un campo de concentración asentado en Francia, sino incluso de su odisea para llegar a Buenos Aires.

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Entrevista realizada por Livia Neumann a Toni. H, victima sobreviviente del genocidio Nazi en Europa.
Entrevista realizada por Livia Neumann a Toni. H, victima sobreviviente
del genocidio Nazi en Europa.
Fuente: Argentinisches Wochenblatt, 10 de octubre de 1942, p. 16.

Asimismo, unas ediciones posteriores a esta entrevista y desde la misma sección, el semanario publicó una fotografía donde se visualizaba un grupo de mujeres por las calles de Berlín y a través de la cual daba a conocer en su epígrafe la denuncia del gobierno soviético y polaco en el exilio por el encarcelamiento y sucesivo transporte de ciudadanas polacas hacia territorio alemán para ser utilizadas como trabajadoras esclavizadas. (“Russische Frauen”, 1942).

Al igual que como han planteado Kahan y Lvovich (2016) respecto a Noticias gráficas, en el mes de diciembre de 1942 el AW dio cuenta de las primeras denuncias oficiales sobre el exterminio sistemático de judíos en Europa y las condiciones de trabajo y “supervivencia” en los campos de concentración mediante una batería de cables informativos provenientes tanto de Londres (“Konzentrationlager”, 1942) como desde Moscú (“Vier Millionen”, 1942). Por otra parte, y en torno a la recepción de la liberación de los campos de concentración y exterminio, como ha expuesto Chinski (2015), “La primera noticia sobre la liberación de los campos llegó al país en la primera quincena de agosto de 1944, aproximadamente tres semanas después de la liberación de Majdanek” (p. 124). Entre las primeras repercusiones la autora nos advierte que, “La Nación reprodujo una información transmitida por el corresponsal de una radio rusa, quien describía detalladamente los hornos crematorios hallados y su funcionamiento” (p. 124). Esta misma información también fue replicada contemporáneamente por el AW (“Ausrottungslager Lublin”, 1944), acompañada a su vez por otros cables informativos que hacían hincapié en las primeras prácticas conmemorativas organizadas por el Comité de Liberación Polaca en la ciudad de Lublin:

Moscú, 13 de agosto (AP) - Se informa que 25.000 personas se reunieron en las calles de Lublin con motivo de la gran misa leída por el Comité de Liberación Polaco en memoria de las víctimas que perecieron en los campos de concentración nazis. En la gran plaza frente al castillo de Lublin, los fieles entonaron el tradicional canto polaco de la Virgen, dirigidos por el padre Krusinski. Las tropas polacas realizaron un homenaje a los muertos. Las mujeres y los niños se tiraron al suelo llorando y rezando. Los rezos continuaron durante horas bajo el intenso calor del sol. Los prisioneros alemanes desenterraron muchos cuerpos en presencia de los polacos. La multitud gritó: "¡Asesino!" y "¡Criminal!" cuando uno de los presos levantó el cuerpo de un niño del suelo. El comité de liberación colocó una placa conmemorativa en el muro del castillo de Lublin y se amurallo una urna con las cenizas de las víctimas nazis. La inscripción de la placa dice: "A los millones de asesinados por los criminales alemanes. El pueblo polaco". (“Das Todeslager”, 1944, p. 3)

La prensa liberal en Argentina coincidió en la forma de transmitir las noticias referidas a la liberación de los campos de concentración y exterminio en Europa, en particular buscó otorgarles veracidad a los acontecimientos mediante “la descripción literal de “atrocidades” y de los detalles sobre métodos de tortura y muerte empleados en los campos” (Chinski, 2015, p. 125). Esta característica vía de desarrollar la cobertura no solo se plasmó como ha expuesto Chinski (2015) en los periódicos nacionales de gran tirada, sino también en el AW al momento de publicar testimonios de corresponsales de guerra y miembros del ejército tras la liberación de los campos de Majdanek (“Das Todeslager”, 1944) y Buchenwald (“Schlimmer als auf dem Schlachfeld”, 1945) e incluso en periódicos regionales como el diario El Día de La ciudad de La Plata en torno a la liberación del campo Bergen-Belsen:

Dieciocho mujeres desnudas, tendidas a la intemperie, escuálidas y agonizantes; guardias femeninas de la S.S. ensañándose con los inter nados civiles; casos de canibalismo en que los internados devoraban los cadáveres descompuestos y amonto nados en pilas. Tales son algunos de los horrores descubiertos en la “fosa negra de Belsen” cuando las tropas del segundo ejército británico llegaron al famoso "campamento del tifus" en las inmediaciones de Hannóver. El oficial jefe del servicio médico del segundo ejército inspeccionó el campamento y dijo que, del total de 39.000 internados, 25.000 hombres y mujeres deben ser hospitalizados. Se presume que en el campamento había originariamente un total de 60.000 personas, pero unas 30.000 fallecieron y ahora quedan alli unas 28.000 mujeres, alrededor de 10.000 a hombres y 6.000 niños. Se producen de cinco a siete nacimientos diarios, pero la mayoría de los recién nacidos mueren (“Descubrieron Horrores”, 1945, p. 4).

Más allá de esta característica general referida al tratamiento temático de la liberación de los campos, también podemos registrar ciertas diferencias en torno a uno y otro curso de las coberturas. En dialogo con lo analizado por Chinski (2015), a pesar de que empresas gráficas como LN, Critica y el AW tenían regularmente a las empresas Associated Press y Reuters como fuentes desde donde reponer información del extranjero, a diferencia del diario fundado por Natalio Botana y en cierta similitud con el diario LP y La Razón, el AW no publicó fotografías que acompañaran los artículos donde se reportaba la liberación de los campos de concentración.

Al detenernos en la cobertura sobre la liberación de campo de Bergen-Belsen, las similitudes y contrastes entre las distintas publicaciones también dan cuenta de los procesos de mediación y las decisiones de edición que caracterizaron a cada empresa en este sentido. Un ejemplo de esto se observa al comparar las noticias recuperadas por Chinski (2015) del diario Crítica y LN de abril de 1945 y las publicadas por el AW en el mismo periodo referidas al campo de Bergen-Belsen. Si como nos advierte Chinski (2015), Critica publicó una serie de imágenes de “atrocidad” como aquella donde se observa a Kramer y el cuerpo muerto de una de las víctimas, por el contrario, el AW no divulgó ningún tipo de fotografía al respecto, mientras la cobertura fotográfica plasmada por el periódico LN dio cuenta de otros usos de las imágenes, ya que “no aparecen allí cuerpos ni fosas comunes como en las fotos de Crítica. Probablemente, el diario considerara estas fotos de mal gusto, indignas de un diario “serio” “(Chinski, 2015, p. 128).

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Mujeres prisioneras marchando por la calle Büllowstrasse en Berlín
Mujeres prisioneras marchando  por la calle Büllowstrasse en Berlín
Fuente: Argentinisches Wochenblatt, 07 de noviembre de 1942, p. 16.

En otro estilo de cobertura, tal vez ligada a las características materiales de sus publicaciones, El Día y El Argentino, este último también de la Ciudad de La Plata, desarrollaron una reposición contemporánea de la liberación de Belsen más acotada que estos tres medios. El Argentino, por su parte, publicó en su portada una fotografía de una fosa común en el campo de Belsen, cuyo epígrafe decía: “Una de las fosas comunes en el campo de concentración de Belsen, donde las tropas británicas hallaron muertos, moribundos y seres hambrientos. En total, las víctimas de la barbarie nazi eran allí 60.000 entre hombres, mujeres y niños” (“Un horrendo testimonio”, 1945). Esta fotografía, fue acompañada al día siguiente de un artículo editorial donde el periódico reflexionaba sobre el paisaje descubierto por los aliados en Belsen y Buchenwald como símbolos del nazismo (“Símbolos del Nazismo”, 1945). El Día, en cambio, no hizo especial foco en el campo de Belsen, su cobertura se limitó a la transmisión del cable anteriormente citado y de un segundo cuya información era apócrifa, pero al igual que el AW, no publicó fotografías.

El semanario, en particular, se caracterizó por hacer públicos una serie de cables informativos entre los que se encuentran una entrevista a Kramer realizada por el periódico Evening News (“Massensterben”, 1945), la transcripción de la descripción desarrollada por el corresponsal de guerra William Frye del Campo Belsen tras su liberación (William, 1945) y la reposición de los testimonios de mujeres sobrevivientes que expusieron las vejaciones perpetradas por los nazis tanto en los campos de concentración como en las ciudades polacas ocupadas (“Vivisektion”, 1945). Esta cobertura, sin embargo, también tuvo elementos en común con otros periódicos nacionales. Tres ejemplos claro se observan, en primer lugar, en torno a este último cable informativo, el cual fue también publicado por el diario LN (“Crueldades”, 1945). Asimismo, las impresiones del corresponsal Doon Campbell en Belsen, trasmitida por Reuters y divulgada por el diario La Prensa (LP) (Citado en Chinski, 2015) como una segunda entrevista Kramer transmitida por la agencia Asocciated Press y publicada por LN (“Fue interrogado”, 1945), también fueron editadas por el AW en la misma semana (“Das “disziplinierte”, 1945; “Massensterben”, 1945). Es decir, aun cuando las imágenes de Critica como las publicadas por LN y El Argentino como los cables transmitidos por el AW, LP y El Día provenían de las tres agencias de noticias internacionales de tratamiento cotidiano, se pueden observar algunas distinciones, las cuales pueden interpretarse como un producto de que una u otra agencia no transmitía in extenso cables informativos sobre la liberación de Belsen, o bien por la decisión editorial en el tratamiento de uno y/u otro material. En esta sintonía, como ha analizado Bisso (2016) sobre los análisis e interpretaciones desplegados por el diario El Día sobre los juicios de Nürenberg y Dachau en torno a la política local, el periódico platense se convirtió en una plataforma donde se desarrolló una compleja tensión entre la potencial (re)significación de los crímenes nazis en un horizonte imaginario capaz de ser utilizado para pensar la política nacional de la temprana posguerra y su carácter material distante a los acontecimientos de escala local. Asimismo, en el artículo editorial anteriormente mencionado del diario El Argentino pueden encontrarse fragmentos de un cable informativo de la empresa Associated Press, que había sido publicado por el diario LP un día antes (“Un corresponsal”, 1945). Ambos tratamientos dan cuenta de las posibilidades, usos y (re)apropiaciones de la información circulante por parte de la prensa.

Las repercusiones sobre la liberación del campo de Bergen-Belsen en la región continuaron siendo objeto de atención en el AW tanto en la previa como durante el proceso judicial. En una editorial en directa alusión a los crímenes de Belsen, el semanario se posicionó en una de las principales polémicas de la Alemania de posguerra en torno a la culpabilidad sobre las sistemáticas persecuciones y masacres perpetradas por los nazis (“Die Schrecken der Deutschen”, 1945), donde, como ya ha advertido Friedmann (2010) a contraposición del posicionamiento de la agrupación Das Andere Deutschland y por motivos elementales continuando con la línea del periódico Argentinisches Tageblatt, identificaba al conjunto de los alemanes con los nazis. Sin embargo, el semanario expuso también experiencias con incidencia directa a escala local. Por un lado, mediante la notificación del arribo a las costas del Uruguay de un matrimonio que había sobrevivido al campo concentración de Belsen (“Ueberlebende”, 1945), donde incluso se reponía los maltratos sufridos por aquellos y, por otro, a través de la publicación de una carta dirigida al Presidente de la Corte de Lüneburg por el Dr. Segismundo Masel, mediante la cual el semanario dio cuenta de la historia de vida un grupo de victimas argentinas asesinadas y enterradas en una fosa común en Belsen. (“Argentinische”, 1945).

La cobertura del juicio de Bergen-Belsen en el Argentinisches Wochenblatt. Similitudes y diferencias en torno a la prensa nacional

Entre el 17 de septiembre y el 17 de noviembre de 1945 tuvo lugar el juicio de Bergen-Belsen en la ciudad de Lüneburg. Este fue el primer juicio dirigido por un tribunal Aliado (británico) en condenar por crímenes de guerra cometidos en los campos de concentración nazi (Wachsmann, 2016). El mismo enjuicio al comandante del campo Josef Kramer junto a cuarenta y cuatro miembros de las SS y kapos por su accionar en los campos de Bergen-Belsen y Auschwitz. Al finalizar el proceso, “se condenó a treinta de los enjuiciados (catorce de ellos recibieron veredicto de inocencia), de los cuales once hubieron de enfrentarse a la horca” (Wachsmann, 2016, p. 688). Estos fueron, Josef Kramer, Irma Grese, Franz Hössler, Dr. Fritz Klein, Elisabeth Völkenrath, Peter Weingartner, Karl Francioh, Franz Stofel, Johanna Bormann, Wilhelm Dörr y Anchor Pichen, ejecutados el 13 de diciembre en la ciudad de Hamelín.

Entre los números 3.628 (22 de septiembre) y 3.641 (22 de diciembre) del semanario se registraron las noticas referidas al Juicio de Bergen-Belsen y la sucesiva ejecución de los criminales de guerra. En términos generales la cobertura realizada por el AW coincidió en un elemento estructural con la efectuada por otros medios gráficos nacionales: su dependencia de la información recibida mediante las agencias internacionales de noticias desde la propia ciudad de Lünenburg. Esto se reprodujo en que los artículos publicados por los distintos medios tengan un carácter en contenido y estructura similar, y, por consiguiente, que la particularidad de la cobertura del semanario tenga que reconocerse al comparar el tratamiento temático llevado a cabo por este último respecto a otros medios gráficos. En este sentido, una primera característica estructural sobre la que resulta pertinente remarcar es la ausencia de fotografías del proceso judicial en los medios gráficos nacionales. Esta similitud general en distintas coberturas nos habilita a hipotetizar que esta no se debió a la falta de interés específico por publicar las mismas en los medios nacionales si no a la ausencia general de este recurso gráfico proveniente de las agencias internacionales de noticias. Esto puede también conjeturarse en la medida en que el AW publicó fotografías referidas a los procesos jurídicos de Dachau y Nürenberg (“Die Anklagebank”, 1945). Esta coincidencia se desarrolló en paralelo a una segunda característica general de los artículos en la prensa nacional y, es que, en la medida en que se hacen expresamente en referencia a un juicio por crímenes de guerra, las coberturas coinciden en construir narrativas de tinte íntegramente judicial, donde el estrado fue el ámbito de desarrollo de los acontecimientos, y la reposición de lo acontecido en los campos de concentración y exterminio de Auschwitz y Bergen-Belsen se desarrolló a sabiendas de demostrar la culpabilidad de los acusados. Es decir, las victimas sobrevivientes adquieren el rol de testigos, el material fílmico como fotográfico producido en la liberación del campo toma el rol de pruebas judiciales y tanto los fiscales como abogados defensores desarrollan una batería de estrategias judiciales que pretendían inculpar, exculpar -o aminorar responsabilidades- a los acusados

A diferencia de la prensa nacional de periodicidad diaria que supo dar cuenta del inicio del juicio al día posterior del mismo, las primeras noticias en el semanario se registraron el sábado 22 de septiembre.

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Primer artículo de La Nación referido al juicio de Lunenburg
Primer artículo de La Nación referido al juicio de  Lunenburg
Fuente: La Nación, 18 de septiembre de 1945, p. 2.

No obstante, al igual que LN y LP en la primera semana del proceso judicial, el semanario reportó las condiciones generales en las que se desarrollaría el juicio. Dando cuenta ante sus lectores no solo que este proceso seria dirigido por una corte británica, donde el fiscal de la causa sería el coronel Backhouse, sino también en exponer tanto los cargos formales presentados por el mismo contra los acusados y reparando especialmente en la presentación del caso por parte del fiscal. En este sentido el AW hizo hincapié en el rol autoasignado por los Aliados al enjuiciar a los acusados en nombre de las víctimas, ya que, como afirmo el fiscal de la causa, “las personas que sufrieron la brutalidad de estos alemanes pertenecen a diez nacionalidades, y Gran Bretaña ha asumido la responsabilidad de llevar a cabo este proceso, ante las dificultades de armar un tribunal de representantes de diez nacionalidades” (“Die Opfer gehören”, 1945, p. 3). Al mismo tiempo que advirtió que los cargos imputados fueron la de haber violado la Convención de la Haya sobre los prisioneros de Guerra, sosteniendo a su vez que “la política de los alemanes era exterminar a todos los prisioneros que tenían en su poder” (p. 3). Sobre este punto y en coincidencia con el semanario, LP repuso en particular los cargos presentados por el fiscal:

La acusación -aclaró- no está interesada en los crímenes cometidos por los alemanes contra sus connacionales, sino en los cometidos contra personas de otras nacionalidades y contra prisioneros de guerra, en violación de todas las leyes la guerra. En Belsen había internados pertenecientes a diez nacionalidades diferentes. "Los actos que se realizaban en Belsen -afirmó eran ejecutados con el conocimiento deliberado de que causaban la muerte". Agregó que las pruebas demostrarán que había una verdadera banda criminal que actuaba entre en los campos de Belsen y Auschwitz, formada por dos clases de "fuehrer", una de las cuales estaba integrada por elementos de las fuerzas SS y - la otra por individuos extraídos de las listas de criminales alemanes. (“En el Campo”, 1945, p. 4).

Dentro de estos primeros artículos, sin embargo, se registra una de las estrategias distintivas desarrolladas en la cobertura del juicio por parte del AW. Mientras los diarios LN y LP desarrollaron extensos artículos donde se reponía aquellos testimonios, el AW propuso textos más acotado, pero que mediante sus subdivisiones en apartados acentuaba ante el lector distintas experiencias o situaciones particulares que trasmitían los telegramas. Esta estrategia de reposición, hipotetizando, tal vez estuvo ligada a economizar el espacio en una publicación semanal acotada a doce páginas, donde las primeras cinco estaban dedicadas a reponer los hechos internacionales más sobresalientes. En este sentido, si nos detenemos en la presentación del fiscal se observa que esta fue replicada inicialmente por LN en un artículo sin subdivisiones mientras el AW, por su parte, subdividió su primer artículo “La “bestia de Belsen” a juicio” (“Die „Bestie von Belsen” vor Gericht”, 1945, p. 3), en varios apartados, pero que en términos generales reponían en los datos desarrollados por tanto por LN como LP durante la primera semana de cobertura en un espacio más acotado. Dentro de los elementos coincidentes no solo se observa la presentación de Josef Kramer como la principal figura imputada en tanto comandante a cargo de ambos campos (“Kramer und Dr. Klein”, 1945), sino también en una reposición detallada de la descripción presentada por el fiscal sobre las condiciones imperantes en el campo de Bergen-Belsen tanto previas como posteriores a su liberación.

Fuera del cuartel se encontraron no menos de 13.000 cuerpos sin enterrar. Sin embargo, en los últimos diez días antes de la llegada de los británicos, 2.000 personas estuvieron ocupadas 12 horas al día enterrando a los muertos en grandes zanjas y fosas comunes. El fiscal explicó que todos los presos estaban hasta los huesos, demacrados, prácticamente no había letrinas en el campamento y las pocas que se encontraron no tenían agua. Había excremento por todo el campo porque la mayoría de los prisioneros padecían disentería. Además de los 13.000 cadáveres encontrados tirados al entrar en Belsen, otros 13.000 presos murieron en las seis semanas siguientes, a pesar de los cuidados de los ya liberados por parte de la tropa médica inglesa, y 11.000 fueron trasladados a hospitales en estado preocupante. Una gran parte de estas personas también murió. (…) La situación alimentaria en el campamento era terrible. Por las mañanas los nazis daban una taza de algo similar al café, a la hora del almuerzo sopa de remolacha con un poco de pan y por la noche no había nada. En los últimos días antes de la liberación, a los presos no se les dio ningún alimento (“Mittlere Lebensdauer”, 1945, p. 3).

Esta reposición detallada mediante el uso del parafraseado y el citado textual de las declaraciones en el proceso judicial, como las coincidencias temáticas en los tres medios en sus primeros artículos no solo nos advierte los recursos acotados para llevar acabo las coberturas, sino también un interés general en los medios gráficos por ampliar aún más, siguiendo a Chinski (2015), las primeras representaciones de las “atrocidades” nazis que se habían dado a conocer sobre los campos de concentración de Belsen tras su liberación.

Más allá de este coincidente trabajo desarrollado tanto por el AW como por LN y LP, si nos detenemos en la titulación planteada en los artículos dirigidos a reponer los testimonios del brigadier británico Hughes y el capitán Sington, primeros testigos que declararon en la causa y quienes atestiguaron sobre las condiciones del campo de Belsen durante su liberación, se observa otra característica particular de la cobertura de nuestro objeto. En términos generales, se advierte que mientras en LN se limitó a titular regularmente en tono informativo sobre la continuidad del proceso judicial, sin formular mayor especificidad respecto a los avances reales en el mismo, LP y el AW compartieron un tono denunciativo de los crímenes que configuraban el genocidio nazi en los títulos de sus artículos sobre el proceso judicial. En este caso particular, los títulos referidos fueron por parte de LN; “Siguió el juicio contra Kramer y sus ayudantes” (“Siguió”, 1945a, p. 7), mientras LP adjudico a su artículo “Prosiguió en Lunenburgo la Vista del Proceso contra Acusados de Crímenes. Continuaban las matanzas en el mismo momento en que llegaban las unidades británicas” (Prosiguió, 1945, p. 3) y el AW “Condiciones terribles, horribles y totalmente inhumanas. Testigos británicos sobre las condiciones en el campo de Belsen” (Fürchterliche, 1945, p. 4).Como veremos a continuación, a pesar de contar con cables informativos idénticos o similares, el AW se valió de la titulación como una herramienta para exhibir entre sus lectores no solo los crímenes perpetrados en los campos de exterminio mediante la propia voz de las victimas sobrevivientes sino también como un ejercicio intelectual donde, apoyándose en las propias declaraciones de los acusados y sus defensores, logró exponer -con ironía- los planteos que pretendían argumentar tanto las vejaciones cometidas como las decisiones tomadas que significaban al exterminio de los prisioneros.

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Primer artículo del Argentinisches Wochenblatt referido al proceso judicial de Bergen-Belsen.
Primer artículo del Argentinisches Wochenblatt referido al  proceso judicial de Bergen-Belsen.
Fuente: Argentinisches Wochenblatt, 22 de septiembre de 1945, p. 3

En este sentido, en sus títulos, LN situó su foco de atención en los enjuiciados y, tan solo en una ocasión, en las victimas sobrevivientes en carácter estrictamente testimonial (“Nuevos testigos declararan en el juicio”, 1945). En cambio, la decisión editorial del AW en este aspecto estuvo caracterizada en hacer hincapié en el testimonio de las víctimas sobrevivientes de modo tal que reivindicaban a éstas tanto como garantes de veracidad sobre los crímenes para lograr la condena de los enjuiciados al igual que como actores necesarios para generar un mayor conocimiento sobre el genocidio acontecido entre sus lectores.

Los testimonios de las víctimas sobrevivientes

Una vez expuesta la presentación del caso en la primera semana las siguientes entregas tanto del AW como de la prensa liberal se concentrarán en la reposición de decenas de testimonios orales y escritos de soldados británicos, victimas sobrevivientes y médicos obligados a trabajar en uno y otro campo. Aquellos testimonios en torno a las torturas experimentadas y exterminios sistemáticos observados, junto a las fotografías y material fílmico producido durante los primeros días tras la liberación de los campos fueron una herramienta jurídica clave para dar cuenta de los elementos configurantes del Holocausto en general y condenar a los acusados en el proceso de Bergen-Belsen en particular. En tanto nuestro objetivo no es la mera descripción de los crímenes perpetradas si no advertir la valencia del AW como actor político que repuso en los sobrevivientes como factores jurídicos necesarios para demostrar la culpabilidad de los acusados ante sus lectores, creemos pertinente exponer cómo algunos fragmentos de estos testimonios fueron recuperados por el semanario. Los primeros artículos referidos a los testimonios de las víctimas sobrevivientes en el AW se refieren a las declaraciones de Harold Le Druillenac y Ada Bimko. En un sucinto apartado titulado por el semanario “el idioma de los golpes”, Le Druillenac dio cuenta de las precariedades del día a día en Belsen:

Le Druillenac, quien junto con 17 miembros de su familia habían sido arrestados por la Gestapo por ayudar a escapar a un oficial ruso, explicó que en Belsen solo se usaba un idioma, "el idioma de los golpes". Con los azotes nos dieron cuenta de que las pocas camas del campo estaban reservadas para los oficiales y sus ordenanzas. Era imposible dormir y el cuartel parecía un manicomio, el piso siempre estaba sucio y mojado y teníamos que dormir en él. A menudo, los guardias nos despertaban a las tres de la mañana y nos golpeaban: Por la mañana había de seis a siete muertos en el cuartel, y luego arrojaban los cuerpos a un pozo que corría a lo largo de nuestra casucha (“Die Sprache”, 1945, p. 1).

Por su parte, el testimonio deBimko fue titulado “En el juicio de Belsen, una médica judía reconoce a los asesinos y sádicos” (“Im Belsen-Prozess”, 1945, p. 1). Aquí el AW no solo expuso el sistemático asesinado de judíos en las cámaras de gas en Auschwitz sino también, dio cuenta del testimonio de Bimko como factor jurídico capaz de reconocer a parte de los acusados en su criminalidad:

La testigo Ada Bimko, una doctora judía polaca, declaró que de los 5.000 internos que fueron llevados al campo de concentración de Auschwitz con ella, 4.500 fueron conducidos a las cámaras de gas. Entre ellos estaban su madre, un hermano y un hijo de seis años. Los judíos enfermos eran obligados a pasar desnudos por delante de un médico que los enviaba a otros internos débiles. Entonces los hombres y mujeres de las SS fueron a la selección y designaron a los que fueron inmediatamente condenados a muerte. Cuando se le preguntó si podía reconocer entre los acusados a algunos de los médicos que hicieron la selección, la testigo se refirió al Dr. Fritz Klein, cuyo rostro palideció. La Dra. Bimko, que reconoció a otros 16 acusados, también señaló a Johanna Bormann, la guardiana del campo, diciendo: "Recuerdo haberla visto caminando por el campo con un perro bravo". De otro acusado, un testigo comentó: "Vi a este hombre matar a una mujer justo antes de que llegaran las tropas británicas". La Dra. Bimko continuó su testimonio relatando que, tras la selección de candidatos para las cámaras de gas, las víctimas eran obligadas a caminar desnudas hasta el barracón donde debían pasar varios días sin comida ni agua. El 1 de diciembre de 1943 estalló una epidemia de tifus en el campo, y de 4124 mujeres judías enfermas, 1000 fueron seleccionadas para el crematorio. El Dr. Klein estuvo allí y participó en esta selección (Im Belsen-Prozess, 1945, p. 1).

A pesar que estos cables informativos también fueron reproducidos tanto por LP y LN, al comprar el tratamiento dado en la titulación por LN - “Siguió el proceso contra Kramer y sus ayudantes” (“Siguió”, 1945b, p. 2)- a este último testimonio, se advierte como el AW se valió en del ejercicio de titulación como una herramienta capaz de acentuar el rol de las victimas sobrevivientes como garantes de veracidad sobre los crímenes. En este sentido, resulta pertinente también remarcar la distinción respecto a la titulación propuesta por LP – “Una Doctora Detenida en Polonia Narra Los Crimenes del Campo de Belsen” (“Una Doctora”, 1945, p. 3)- en tanto y cuanto, a pesar de mencionar a Bimko, el rol adjudicado en el titular estuvo referido más en carácter de narradora de las “atrocidades” nazis que a su valencia como víctima sobreviviente y pieza clave en el procesamiento al poder reconocer a los acusados.

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artículo de La Prensa referido al testimonio de Ada Bimko en el Juicio de Lunenburg

Fuente: La Prensa, 29 de septiembre de 1945, p. 3.

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artículo del Argentinisches Wochenblatt referido al testimonio de Ada Bimko en el Juicio de Lunenburg
artículo del Argentinisches Wochenblatt referido al testimonio de Ada Bimko en  el Juicio de Lunenburg
Fuente: Argentinisches Wochenblatt, 22 de septiembre de 1945, p. 1.

Este ejercicio de titulación ligado a convalidar las víctimas como piezas judiciales claves no fue el único. También puede reconocerse idénticas operaciones al compararse en la cobertura del testimonio de Sofia Litwinska, otra de las declaraciones claves para el reconocimiento de los acusados en el exterminio sistemático de judíos mediante las cámaras de gas en Auschwitz. Aquí mientras LN título “Nuevos testigos declararan en el Juicio de Kramer” (“Nuevos testigos”, 1945, p. 3), AW presento su artículo como “Testigo de la cámara de la muerte de Auschwitz reconoce al asesino” (“Zeugin aus der Auschwitz”, 1945, p. 5) y LP hizo lo propio mediante “A medida que avanza el proceso en Lunenburgo Conocense Nuevos Horrores. Una polaca hebrea hizo el relato de los sufrimientos que padecían en Auschwitz” (“A medida”, 1945, p. 3).

Más allá de este elemento distintivo los tres periódicos compartieron la reposición en común de varios testimonios de víctimas sobrevivientes que configuraron una batería artículos entre finales de septiembre hasta principios de octubre. Esta reposición, sin embargo, también se caracterizó por configurar una cobertura desordenada, producto de los constantes saltos en tiempo y espacio de los testimonios publicados sobre los crímenes en Belsen y Auschwitz. Esto no solo se advierte, -como las citas anteriores exhiben- en la edición del 29 de septiembre del AW.Por el contrario, si comparamos los artículos referidos al proceso judicial de LP de los días 27 y 29 de septiembre podemos observar que mientras el día 27 se publicó el testimonio de Ilona Stein, la cual supo reconocer a ocho acusados de haber seleccionado prisioneros para las cámaras de gas de Auschwitz (“Ocho torturadores”, 1945), el 29 el periódico repuso la declaración de Fritz Leo, quien advirtió ante el tribunal haber presenciado casos de canibalismo ante la desesperación de los prisioneros por la falta de alimento en Bergen-Belsen (“Relata”, 1945).

Si nos detenemos en los testimonios de los crímenes y matanzas sistemáticas producidas en uno y otro campo publicados por el AW, se observa un interés particular por la reposición de las experiencias de los prisioneros en Auschwitz. Mediante la publicación de la declaración de Marcel Touchmann en el artículo “El mercado de esclavos de Oswiencim” (“Der Sklavenmarkt”, 1945, p.4), se permitió que los lectores dieran cuenta también de que oficiales de los SS visitaban Auschwitz a sabiendas de seleccionar entre los prisioneros a aquellos que podían ser utilizados como trabajadores esclavizados en la fabricas de IG Farben que proveían al régimen (“Der Sklavenmarkt”, 1945). Otros ejemplos se encuentran en los testimonios de Rene Erman (“Vivisektionsexperimente”, 1945) y Charles Bendel, este último registrado en un artículo titulado “Ginecólogo nazi experimentó con mujeres gitanas en Auschwitz”, donde el AW repuso en cómo Bendel tuvo que asistir a un cuerpo médico dirigido por el Dr. Mengele a experimentar con once mil mujeres en Auschwitz, dando cuenta de forma explícita de estas prácticas y sucesivo asesinato:

El fiscal, el coronel Backhouse, preguntó al testigo qué había pasado con las once mil mujeres gitanas, y el Dr. Bendel respondió que para el 19 de julio de 1944 unas 4.300 de ellas habían sido enviadas al crematorio, del que nunca regresaron, por lo que se puede suponer que fueron asesinadas en las cámaras de gas. Otros 1.500 fueron enviados a trabajar y el resto murió de muerte "natural" dentro del campo, acusó el Dr. Bendel a Kramer y a 44 de sus ayudantes. Quemaban los cuerpos en grandes fosas abiertas cerca del campo porque los crematorios funcionaban muy lentamente y eran insuficientes. (“Nazi-Gynäkolog experimentierte”, 1945, p. 3).

Entre los testimonios en los que hizo especial hincapié el AW fueron aquellos que lograron reconocer en el propio juicio a los criminales, por ejemplo, a la ya mencionada Ada Bimko, puede agregarse Lydia Sonezorn, quien no solo denunció la existencia de fosas comunes si no también testificó que Kramer había enviado a las cámaras de gas de Auschwitz a su familia (“Todeskammer”, 1945). Otro testimonio recuperado por el semanario fue el de Regina Rosenthal, quien, en un extenso citado editado por el AW,advirtió ante el tribunal:

Vi a 300 personas de pie alrededor de una trinchera en la que ardía un gran fuego. Kramer estaba detrás de ellos con una ametralladora y varios perros. Si señalaba con el dedo a algún preso, era inmediatamente atacado por uno de los perros y el preso tenía que dejarse destrozar por el perro o saltar al fuego. Kramer también disparó con su ametralladora entre los prisioneros que estaban de pie frente al fuego (“Schriftliche Erklaerung”, 1945, p. 1).

Algo similar sucedió con las declaraciones de Esther Wolgroch quien, repuso el semanario, declaró reconocer a Bormann “instar a un perro a atacar a una mujer y observar inmóvil cómo la destrozaba. Para luego llamar a sus jefes y decirles: “¡vean lo que hice! ¡Esta es mi obra!” “(“Verteidiger Munro erhält”, 1945, p. 4). En la continuidad de su testimonio, el AW advirtió que, ante las preguntas del abogado de Bormann (Munro) sobre cómo podía reconocer que era Bormann quien había perpetrado tal ataque respondió: “conozco muy bien a Bormann. Reconocería a “la mujer con el perro” de nuevo incluso por la noche" (p. 4). Para luego, ante una repregunta del defensor sobre cómo podía estar segura que Bormann había estado en Auschwitz, Wolgroch respondió “¿Quién estuvo en Auschwitz, Usted o yo? Juré decir la verdad y lo hago también.” (p. 4). Mientras que a través del testimonio de la ya mencionada Sofía Litwinska, también publicado por el semanario pudo señalar al oficial Franz Hössler como el culpable de cientos de muertes en Auschwitz:

Tuvimos que dejar nuestras camas en poco tiempo y pararnos frente a Hössler y los médicos. Aquellos que no se levantaron rápidamente de la cama eran anotados y todos sabíamos muy bien que eso significaba una sentencia de muerte. También se anotaba el número de los prisioneros que no podían arreglar sus camas rápidamente. En una ocasión anotaron mi número. A eso de las cinco de la mañana llegaron los camiones. Nos cargaron desnudos como animales y nos llevaron al crematorio (…) Luego tuvimos que entrar a una habitación que parecía una ducha, después de que previamente nos hubieran dado una toalla, jabón y un espejo. Estaba tan asustada que no sé cuántos éramos allí ahora. La gente podía oír gritos y sollozos, unos se abrazaban, otros peleaban entre sí. Cuando estuve allí, nunca creí que podría venir aquí ante este tribunal para denunciarlo. (“Zeugin aus der Auschwitz”, 1945, p. 3).

Los acusados y el devenir del juicio

El semanario también repuso desde un inicio tanto las estrategias de defensa como el testimonio de los acusados. El AW dio cuenta en su primera edición que el proceso “comenzó con declaraciones de los abogados defensores, que exigían la presencia de expertos en derecho internacional y también la presencia de varios testigos a los que se había pedido que comparecieran pero que, por razones desconocidas, no lo hicieron” (“Kramer und Dr. Klein”, 1945, p. 3). Al mismo tiempo que, se exhibió de forma sucinta la primera estrategia de los acusados, “el defensor de Kramer, el británico Winwood, exigió que el tribunal separara el juicio de su cliente del de los demás porque requería la presencia de algunos testigos que de otro modo no comparecerían. Otros defensores exigieron lo mismo por sus cargos” (p. 3). Sobre lo cual el semanario agrego, “tras una breve interrupción, el tribunal decidió no reconocer estas solicitudes de los abogados defensores” (p. 3). A esta primera instancia puede advertirse también una segunda estrategia por parte de la defensa de Kramer tras la presentación del fiscal de las condiciones en las que se encontraban los prisioneros tras la liberación de Belsen. En este sentido, el semanario repuso que Kramer acusó al ejército británico de haber desarticulado las vías de comunicación y, por ende, de haber impedido el arribo de víveres al campo (“Mittlere Lebensdauer”, 1945). Esta defensa, sostuvo el semanario, era inviable en tanto y cuanto a tan solo dos kilómetros del campo se habían encontrado almacenes con suficientes alimentos y medicamentos que estaban a su alcance y pudieron ser utilizados para los prisioneros (“Mittlere Lebensdauer”, 1945).

Por fuera de estos cruces iniciales, es interesante también remarcar en las formas en que el semanario se las ingenió para exponer ante sus lectores los defectuosos argumentos de los acusados mediante el uso del sarcasmo al titular los artículos que recuperaban tanto sus testimonios como las declaraciones de sus abogados. Este elemento distintivo respecto a otros medios gráficos nacionales se caracterizó por apelar a la memoria de sus lectores a sabiendas de que estos pudieran reconocer la distancia entre la estrategia de defensa y lo sostenido por las victimas sobrevivientes. Los casos más paradigmáticos se encuentran en los argumentos expuestos por Kramer, Grese como Bormann. Cuando esta última intentó justificar el uso de perros en sus turnos de guardia, el AW, luego de haber recuperado varios testimonios que exponían como los mismo eran utilizados contra los prisioneros, tituló “Los prisioneros jugaban con el perro de Bormann…” (“Gefangene haben”, 1945, p. 1), y donde dio cuenta de parte del testimonio de la acusada, quien argüía que su perro era obediente y usualmente “jugaba” con los prisioneros del campo de concentración (“Gefangene haben”, 1945). Algo similar se observa en el artículo titulado “Irma Grese, "cordero inocente" de Belsen” (“Irma Grese, „ Unschuldslamm”, 1945, p. 4). Aquí el semanario reparó en otra parte de su testimonio, donde “informó sobre las dificultades en el campo de Auschwitz y dijo que los prisioneros bajo su control "actuaban como animales” “(“Irma Grese, „Unschuldslamm”, 1945, p. 4). Por lo cual, continuaba Grese en su defensa, cuando comenzó a superpoblarse el campo de prisioneros, se vio obligada a usar la fuerza para evitar el descontrol (“Irma Grese, „ Unschuldslamm”, 1945). Es decir, cuando la acusada buscó exhibir ante el tribunal que sus acciones fueron producto de las circunstancias imperantes, el semanario tituló de forma sarcástica sobre su declaración, exhibiendo la estrategia de su defensa. Más allá de esta operatividad en el uso del titulado, el AW también dio cuenta de sus declaraciones en torno a su culpabilidad:

Todo el personal de la policía de las SS debe compartir la culpa de las atrocidades cometidas en los campos. Himmler fue responsable de todo lo que pasó, pero asumo que soy tan culpable como cualquiera de mis superiores. Es decir, porque pertenecí a la guardia de las SS, vi los crímenes cometidos por orden de los que formaban la autoridad y porque no hice nada para protestar o poner fin a estos crímenes. Los crímenes a los que me refiero son las personas que fueron asfixiadas en las cámaras de gas de Auschwitz y los miles de prisioneros que murieron en el campo de Belsen de hambre o enfermedad sin ninguna asistencia. Mi conciencia me obliga a admitir mi implicación en el castigo y maltrato de los presos (“Irma Grese”, 1945, p. 1).

Este tratamiento puede observarse particularmente en torno a la defensa de Kramer, mientras LPy LN repusieron detalladamente sus testimonios, tanto cuando sostenía su inocencia como tras admitir su culpabilidad, desde una perspectiva de tono judicial (“Kramer Admitió”,1945; “Kramer negó”, 1945; “Negó todas”, 1945; “siguió el Juicio”, 1945c), el AW buscó la inmediata desarticulación de su declaración desde el ejercicio de la titulación de los artículos referidos a su defensa. Entre estos se destacan los artículos “La bestia de Belsen jura por la biblia: Kramer se siente completamente inocente” (“Die „Bestie von Belsen“ schwört“, 1945, p. 3) y “El asesino en masa Josef Kramer `cree en Dios` (“Der Massenmörder”, 1945, p. 4), compuesto, este último, de dos apartados, el primero titulado Compasión por los prisioneros (“Der Massenmörder”, 1945, p. 4). Aquí no solo se observa el uso de la ironía ante declaraciones del propio acusado si no también, la implementación de referencias religiosas que acentuaban aún más la disrupción entre una estrategia de defensa y los crímenes perpetrados. Elementos similares pueden observarse en un breve apartado titulado “todos los prisioneros recibieron tres comidas” (“Alle Gefangenen”, 1945, p. 1). Nuevamente apelando a la memoria de sus lectores, en aquel titulo el AW buscó exhibir las contradicciones entre el testimonio de Kramer y las condiciones reales en las que los prisioneros vivían, y que sus lectores ya conocían. Principalmente, en torno a la supuesta “preocupación” declarada en el tribunal por Kramer respecto a otorgarles una buena alimentación a los mismos, así como a las “mejoras” que este había desarrollado en el campo con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de sus prisioneros (“Der Massenmörder”, 1945). Por otra parte, en el último apartado citado, se advierte otro estilo de defensa desarrollado por el abogado de Kramer, el coronel Windwood, quien buscó no solo presentar que los campos de concentración no eran un invento nazi, ya que habían sido creados por los ingleses en África durante el siglo XIX sino también, explicitar que el accionar Kramer se debía a la obediencia que este le debía al régimen y que este era tan solo un “chivo expiatorio” de los altos cargos nazis (“Der Massenmörder”, 1945).

A pesar de la trascendencia que tuvo en la esfera pública nacional durante las primeras semanas, hacia finales de octubre el Juicio de Belsen, tanto en el AW como en otros medios nacionales, parece verse eclipsado ante los preparativos previos al inicio del Juicio de Nürenberg y de Dachau en noviembre del mismo año. Sin embargo, el 17 de noviembre el AW publicó en su primera página las últimas declaraciones de los abogados de la defensa. En continuidad a su línea editorial, el AWtituló de forma tal de exponer los crímenes cometidas por los acusados recuperando las propias palabras de los mismos o sus abogados. En este caso el artículo se denominó, “Hablan los defensores de los criminales de guerra de Belsen. "Los experimentos llevados a cabo con los prisioneros de Auschwitz pueden ser útiles para la humanidad”” (“Verteidiger der Bergen-Belsen”, 1945, p. 1). En este artículo el AW dio cuenta de las declaraciones finales de dos de los principales abogados de los acusados, Mayor Munro y Mayor Winwood. Donde el primero en su última defensa de Kramer no solo afirmó que este último no tuvo ninguna incidencia en la implementación y uso de las cámaras de gas en Auschwitz (“Verteidiger der Bergen-Belsen”, 1945), sino también expresó que los experimentos desarrollados con humanos allí, aunque sonaran horrorosos, “pueden ser útiles para la humanidad" (“Verteidiger der Bergen-Belsen”, 1945, p. 1). En esta misma edición el semanario publicó los discursos finales del tribunal. Por un lado, las declaraciones del Abogado General Adjunto G.L Stirling, quien “resumió los resultados del proceso y afirmó que la matanza en las cámaras de gas del campo de Auschwitz fue una clara violación de las reglas de la guerra y un daño a los sentimientos de la humanidad” (“Die Belsen-Angeklagten”, 1945, p. 5). Y, por otro, las de Backhouse quien sostuvo que “todos los que participaron en el complot organizado por Himmler, cuyo objetivo y propósito era abusar y asesinar a los Aliados sometidos a través del sistema de campos de concentración, tienen responsabilidad colectiva y, por lo tanto, son criminales de guerra" (p. 5).

Una semana más tarde el semanario publicó el final del juicio y la lectura de los veredictos mediante dos artículos. El primero titulado “31 acusados ​​declarados culpables del juicio de Belsen” (“31 angeklagte”, 1945, p. 1) y el segundo “Muerte por ahorcamiento: Kramer, Klein, Grese, Bromann. Gran tensión entre la población” (“Tod durch den Strang”, 1945, p. 1). En la primera se publicó la lista de condenados junto a sus respectivas penas y los absueltos (14 en total). En cambio, el segundo exhibió del clima vivido dentro del recinto como en las calles de Lünenburg durante la última sesión:

La última sesión del tribunal puso en gran tensión a la población alemana, que ardía en escuchar el veredicto. Cientos de civiles alemanes y soldados británicos se habían reunido en las calles que conducían al Tribunal de Lünenburg para ver cómo sacaban a los acusados de la cárcel a la Corte. Esto ocurrió en dos camiones escoltados por vehículos blindados. Cuando la población civil alemana, que había estado bajo la influencia de las enseñanzas nazis durante años supo del veredicto, expresó su gran asombro de que solo once de los acusados hayan sido condenados a muerte ya que, entre los alemanes existía la creencia generalizada de que todos los hombres de las SS que se encontraran frente al tribunal militar británico serian condenados a muerte. (“Tod durch den Strang”, 1945, p. 1).

El seguimiento del juicio por parte del AW culminó mediante tres artículos a mediados de diciembre y ya lejos de las páginas principales. En una primera entrega expuso que los once criminales condenados a la pena de muerte serian ahorcados en alguna ciudad de la zona bajo administración británica pero que, por cuestiones de seguridad, no se divulgarían ni la fecha y ni el lugar donde se desarrollarán las ejecuciones (“Urteile Im Belsenprozess”, 1945). Las últimas notas en este recorrido fueron publicadas el 22 de diciembre en la quinta página del semanario bajo el título “once criminales de Belsen colgados” (“Elf Belsen-Verbrecher”, 1945, p. 5),donde recuperó las declaraciones del General Montgomery haciendo pública las ejecuciones de los once criminales de Belsen, el día 13 de diciembre en la ciudad de Hamelin (“Elf Belsen-Verbrecher”, 1945). Sin embargo, el elemento fundante de su posicionamiento en torno a proceso y las condenas adoptadas por los jurados no se advierten en la transcripción de estos cables. Por el contrario, fue en la sección Randglossen donde, en línea directa con lo expuesto por Friedmann (2010) en torno a las réplicas del Argentinisches Tageblatt sobre la culpabilidad en la sociedad alemana, el AW expuso su fe en que la configuración del genocidio no solo fue una consecuencia directa de los actos cometidos por los imputados en los posteriores juicios si no también un producto de elementos más profundos en la sociedad alemana:

Los once condenados de Belsen han sido ahorcados y la ejecución del único castigo adecuado ha puesto fin a los terribles crímenes de estas depravadas criaturas sin, por supuesto, poder expiarlos realmente. Porque realmente no hay un castigo correspondiente por la bestialidad de Belsen. Si hubiera que ahorcar a todos los que creyendo en la victoria del nazismo dieron rienda suelta a sus instintos más bajos, entonces habría que erigir muchos, muchos miles de patíbulos. Al menos los ojos del mundo se posaron en los acusados ​​de Belsen y de Dachau, y se sentó un precedente para Nürenberg. (Randglossen, 1945, p. 7).

Conclusión

La reposición de la cobertura realizada del Juicio de Bergen-Belsen por parte del semanario Argentinisches Wochenblatt no solo consolida la valencia de la prensa gráfica como objeto de estudio desde donde es posible reponer tanto en las denuncias de crímenes y genocidios como en procesos tempranos de memoria en comunidades trasvasadas por el Holocausto, sino también nos advierte el valor de las empresas gráficas como referentes políticos capaces de incidir entre sus lectores en la validación (o no) de aquellos procesos de justicia transicional acaecidos en las sociedades de posguerra, así como en su potencial valor como factor de exhibición –y posterior fuente analítica- de la postura de otros actores sociales en torno a los mismos. Por otra parte, el ejercicio comparativo planteado sobre el tratamiento temático llevado a cabo sobre similares cables informativos en la prensa nacional puede pensarse como un elemento complementario a análisis previos desarrollados en torno a la particular repercusión que tuvieron los procesos judiciales en la prensa en Argentina. En particular, el especial interés por hacer hincapié desde los propios títulos en las victimas sobrevivientes como garantes de veracidad de los crímenes, más allá de como descriptores de las “atrocidades” nazis, habilita -al menos- a pensar en este especial tratamiento como, por un lado, resultado de la preocupación por parte del medio grafico en que se produjeran condenas efectivas sobre los acusados y, por otro, del vínculo particular de un medio grafico dirigido a la comunidad germano-argentina antinazi.

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Notas

1 Algunos estudios específicos sobre la participaron de mujeres en diferentes dimensiones del nacionalsocialismo y en los campos de exterminio en particular son: Vasquez, M G (2011) Las mujeres y la Shoá: el caso de las auxiliares SS; Koonz, C. (1986) Mothers in the fatherland. Women, the family and Nazi politics. New York, St. Martin’; Bown; P D. (2002) The camp women. The female auxiliaries who assisted the SS in running the Nazi concentration camp system; Schiffer, A;Miller, F (2010). Female guards in Nazi concentration camps. Alphascript.
2 El Argentinisches Wochenblatt fue la versión semanal del periódico Argentinisches tageblatt, ambos dirigidos por Ernesto Alemann. Este semanario funcionaba como una recopilación de las noticias más importantes de este segundo periódico y se sostuvo como un medio gráfico dirigido a las comunidades germanos hablantes ubicadas principalmente en los Territorios Nacionales y provincias del interior, proponiendo. Su tirada entre 1930-40 se estipula en más de 10.000 ejemplares a la semana.
3 Los artículos citados pertenecientes al Argentinishes Wochenblatt han sido consultados de forma electrónica a través de la plataforma de la Biblioteca Pública de Berlín: https://staatsbibliothek-berlin.de/
4 Los artículos citados pertenecientes a los periódicos La Nación, La Prensa, El Día y El Argentino han sido consultados en la Hemeroteca la Biblioteca de la Universidad Nacional de La Plata en formato papel.
5 Tanto los títulos como las citas exhibidas en este artículo cuya fuente documental es el Argentinisches Wochenblatt han sido traducidas por el autor para su uso en este artículo.

Recepción: 18 Enero 2022

Aprobación: 09 Mayo 2022

Publicación: 01 Junio 2022

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