Aletheia, vol. 12, nº 23, e100, diciembre 2021 - mayo 2022. ISSN 1853-3701
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Maestría en Historia y Memoria

Editorial

Editorial

Cita recomendada: Barletta, A. M. (2021). Editorial. Aletheia, 12(23), e100. https://doi.org/10.24215/18533701e100


Estimades lectores

En esta nueva edición de fin de año, Aletheia vuelve a estar presente evocando y reinterpretando acontecimientos de nuestro pasado reciente, a partir de huellas profundas que nos siguen habitando, sucesos que marcaron a fuego la historia institucional y política de Argentina. En diciembre de 2001, como empezaremos a recordar en los próximos días, en todo el territorio nacional se produjeron sublevaciones, manifestaciones de protesta, saqueos, masivas movilizaciones que reclamaban contra las medidas neoliberales del gobierno del presidente Fernando De la Rúa. Éste acababa de promover, junto a su ministro Domingo Cavallo, una reforma laboral regresiva, rebaja de jubilaciones y salarios con una población activa desocupada que ascendía a más del 20%. Además, junto a haber causado un gravoso proceso de endeudamiento externo, decretaba la confiscación de los depósitos bancarios. En ese contexto, el Estado desplegó una feroz represión que incluyó el homicidio de 39 personas, centenares de heridos y miles de detenidos en el marco del Estado de Sitio dictado irregularmente por decreto -la anteúltima medida tomada por el Presidente- que desencadenó la masiva movilización y la difusión de la protesta en las calles de todo el país, siendo Buenos Aires y Rosario escenarios centrales de la sublevación.

El impacto de estos hechos, sumado a la conmoción provocada por la represión de junio de 2002 en el Puente Pueyrredón -donde fueron asesinados los jóvenes manifestantes Maximiliano Kosteki y Darío Santillán- dieron lugar a una reinterpretación permanente sobre el sentido de estos acontecimientos que parecían partir aguas definitivamente con la dictadura militar, la transición democrática y la era neoliberal. Sin embargo, 20 años después, cuando estamos por conmemorar esas jornadas dolorosas, se revelan persistencias notables de esos momentos en el escenario político actual, huellas, vestigios, repeticiones, memorias… Vuelven discursos, programas, soluciones y personajes que esperábamos no volver a ver ni escuchar. Hasta Domingo Cavallo retorna haciendo predicciones sombrías augurando un “riesgo de descarrilamiento completo” del programa económico.

En el sugestivo Dossier que presentamos en este número, “A 20 años del 2001: memorias, representaciones, militancias y reverberancias” coordinado por Ramiro Manduca y Maximiliano de la Puente, apreciaremos de qué modo las memorias 2001 y sus reinterpretaciones siguen vigentes como memorias de la crisis pero también de la rebelión, como sostiene Diego Sztulwark en la prometedora y profunda Entrevista de esta nueva edición, realizada por los mismos Manduca y de la Puente. El recuerdo de las víctimas de la represión está hoy en nuestras páginas: “La última catástrofe”, como se la denomina en la Introducción al Dossier, pero también la expectativa ilusionada de la protesta que parecía clausurar explosivamente varias décadas caracterizadas por la aplicación casi ininterrumpida de políticas económicas de corte neoliberal.

Los artículos que componen el Dossier provienen del Grupo de Estudios sobre Teatro Contemporáneo, Política y Sociedad en América Latina (IIGG-UBA), espacio desde el que se abordan diferentes interpretaciones surgidas de experiencias de investigación de les autores y que estuvieron centradas en memorias y producciones escénicas junto a sus resonancias y reverberaciones en producciones artísticas contemporáneas, lo que contribuye a traer al presente nuevos significados del estallido. En estos textos se combinan muy armónicamente estudios sobre el sonido de la protesta -en ese encuentro inédito de piquete y cacerola entre la periferia plebeya y la ciudad progresista; análisis sobre la politicidad de las propuestas teatrales de los grupos de teatro comunitario y su función utópica en la reconstitución del lazo social; visibilización de la dimensión estética de la muerte joven (más del 25 % de los asesinados eran menores de edad y el 80 %, menores de 30); reconocimiento de la danza como teorización coreográfica del acontecimiento político, capaz de habilitar la emergencia histórica de un nuevo sujeto político; interpretación de la dimensión moral de los saqueos; una nueva enunciación de preguntas sobre su significado: convulsión espontánea, manipulación conspirativa, desborde, resistencia, lo inesperado, “lo intolerable”, insurrección de nuevo tipo, poder destituyente…

Ambas, Represión y Resistencia están en la Imagen de Tapa que corresponde a la Colección “Ritmos Primarios, la Subversión del Alma”, de Hugo Aveta, artista visual, arquitecto y fotógrafo, realizada en el año 2013. “Oscuridad, represión, corridas. Luz, protesta y barricada”, como nos la presentan las coordinadoras de la Sección Prácticas Artístico culturales.

En esta sección vuelve a irrumpir el recuerdo de Jorge Julio López, siempre, desde la tapa de nuestro N° 4 con la foto emblemática de Helen Zout (Aletheia, 2012) que se expone en forma permanente en la Ex-Comisaría 5° de La Plata. El pasado 18 de septiembre la ciudad lo evocó con movilizaciones e intervenciones callejeras como la realizada en la fachada de la Comisión Provincial por la Memoria, en una Jornada que contó con la participación de protagonistas de ese Primer Juicio de Lesa Humanidad en La Plata, luego de la derogación de las Leyes de Impunidad que impedían el juzgamiento de los perpetradores. El testimonio de López en ese Juicio fue grabado lo que permitió que siguiera declarando en los juicios sucesivos, a pesar de ya no poder contar con su presencia física. Y ese testimonio fue exhibido completo en la calle esa noche de septiembre, a los 15 años de su desaparición. Desapareció por testimoniar, desapreció por ser testigo contra los genocidas: la democracia sigue cobrándose víctimas.

Fue muy impactante escuchar a López en la calle una vez más. Es verdad que es impresionante el sonido de los acontecimientos, como dice el artículo de Violeta Nigro Giunta que abre el dossier de este número. Cuando lo leía, recordé un sonido brutal que la autora contraponía a las imágenes televisadas de la caída de las torres gemelas en Nueva York, el 9/11, otro acontecimiento catástrofe del mismo año 2001 que también parecía un parteaguas. Imágenes sin sonido que implicaron que se impidiera “sentir la vibración del mundo, su temblor, su estremecimiento. Si el sonido falta, falta el mundo” (Comolli, 2002). Yo escuché el estruendo de los aviones, los gritos de la gente, las sirenas y el crujido de los edificios al caer porque vivía a 4 cuadras en esos instantes. Y también escuché el silencio de Manhattan sin autos, ni colectivos, ni aviones los días siguientes. Y es verdaderamente inolvidable, la sonoridad de la explosión que produjo lo que Eric Hobsbawm denominó “una innegable y espectacular cesura en la historia del mundo” (2003, p. 373).

Una idea interesante del Dossier -que Aletheia promueve desde sus mismas premisas- es la de la investigación militante, la que está impulsada por la urgencia de intervenir y de entender la pluralidad de temporalidades que confluyen en los acontecimientos y en sus evocaciones memoriales, que no es la pura acción sino una disposición a encontrar la “manera de conectar íntimamente conocimiento a organización política”, como se refleja y se propone en la Entrevista. Vueltas de tuerca que posibilitan la alianza y confrontación de actores en una dinámica colectiva que produce interpretaciones teóricas sobre posibles devenires y conexiones históricas con ciclos de protestas nacionales y regionales. Desde ese punto de vista, este Dossier inscribe la protesta 2001 dentro de un ciclo de protestas más amplio y con pluralidad de actores que se habría iniciado a fines de los años 90 en Argentina y, a la vez, nos permite acercarnos a acontecimientos igualmente disruptivos en nuestra región latinoamericana que llegan hasta nuestros días.

Algo notable es la forma en que el Dossier les autores dialogan sobre sus diferentes visiones; y nosotres también podemos hacerlo desde ahí con las colegas de Memoria Abierta, Maisa Bascuas, Victoria Daona y Nancy Lucero partícipes de la Conferencia “Si una mujer avanza, ningún hombre retrocede”: memorias de las mujeres en los movimientos territoriales de la década del 90 en Argentina… “. Justamente este texto nos conecta con ese ciclo más largo de luchas feministas, luchas por los DDHH y por la toma de tierras, acciones, grupos y militancias cruzadas y discusiones entre militantes de movimientos sociales y territoriales, integrantes del campo académico, grupos feministas y promotoras de derechos. Los testimonios reproducidos en este texto imponen detenerse en una reflexión vinculada.

Unas palabras para la sección Artículos que recorre diversos temas y evocaciones de Argentina y Chile en las que está presente la memoria de las dictaduras del Cono Sur asociada a la enseñanza de la historia reciente (Jorge Rolland), la Guerra de Malvinas (Juan Cisilino y Fernando Barrena) y la Matanza de trabajadores forestales y agrarios en Mulchén, Chile, al mes de instaurada la dictadura pinochetista en 1973 (Mario Javier Flores Chávez). Excelentes contribuciones de les colegas que nos inspiran a pensar cuántas memorias todavía nos falta recoger, escuchar y volver a escuchar. Como ocurre con el libro que reseñamos de Emilce Moler, sobreviviente de lo que ella llama La larga noche de los lápices, acontecimiento varias veces reinterpretado y tal vez, como sugiere el libro, no lo suficiente. Ambas reseñas de libros de este número también se vinculan con memorias de la dictadura.

Finalmente, ofrecemos reseñas de dos nuevas tesis en Historia y Memoria que aplaudimos, realizadas en pandemia, la de Jessica Caro Pulido sobre el discurso del M-19 en Colombia y la de Sabrina Rosas, miembro del equipo coordinador del Comité editorial, sobre memoria indígena kolla en La Plata, ésta última realizada por nuestra maestranda Inés Aprea. Se suman a ello reseñas de libros muy sugestivos.

Termina un año cargado de incertidumbres sobre el futuro, aunque parecemos más optimistas por la expectativa del fin de la pandemia y del regreso de los encuentros que ya empezamos, tímidamente, a protagonizar en forma presencial. Aletheia vivió estos dos años editoriales con mucha energía productiva, a pesar de los pesares, lo que nos alienta a renovarnos siempre hacia adelante celebrando el maravilloso colectivo de trabajo que hemos consolidado. Con falta de certezas y todo, no obstante, brindaremos por un 2022 mucho mejor, con menos desigualdad y con mayor inclusión social y diversidad. Y reivindicando fuertemente el espíritu emancipatorio y liberador de la rebelión 2001.

Muchas gracias a todo el equipo.

Ana M. Barletta

Directora de Revista Aletheia

Coordinadora de la Maestría en Historia y Memoria

Diciembre 2021

Referencias

Aletheia (2012) Imagen de tapa. Volumen 2, número 4, ISSN 1853-3701. Disponible en: http://aletheiaold.fahce.unlp.edu.ar/numeros/numeros/numero-4/sumario

COMOLLI, Jean-Louis. (8 de septiembre de 2002). “El silencio de las torres”. Página/12. Recuperado de https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/subnotas/366-75-2002-09-08.html

Hobswam, E. (2003). Años interesantes, Crítica, Barcelona.

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